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lunes, 5 de mayo de 2008

Sobre los sistemas "abrefácil".

Hoy voy a hablar de los sistemas “abrefácil”. Esos sistemas que se supone que nos hacen la vida más fácil porque no nos cuesta ningún esfuerzo abrir cualquier tipo de envase, pero nada más lejos de la realidad...

La verdad es que abrir un envase hoy en día es más problemático que antes de que surgiesen esos “abrefácil”.

Y todos, excepto uno/a, los que habéis contestado a mi encuesta sobre el tema estáis de acuerdo con esa opinión, lo que no ha dejado de sorprenderme, pues esperaba que hubiese más votos para la opción no, pero no tan abrumadoramente.

A la pregunta de si está bien invertido el dinero en la investigación de los sistemas “abrefácil”, 11 (65%) habéis contestado que no porque siempre se rompen y no funcionan, 5 (29%) habéis contestado que no porque la mayoría de las veces son “abrediífcil” y 1 (6%) ha contestado que sí porque siempre funcionan estupendamente, quedando desierto el caso de sí, porque alguna vez funcionan bien. En total, un 94% habéis votado que no es un dinero bien invertido.

Es cierto que se puede decir que la manera de plantear las respuestas ya invitaba al no, lo reconozco, ya que esa era mi opinión, pero teníais dos opciones para el sí, que prácticamente no habéis usado. ¿Os he manipulado? Tal vez a alguno, pero no creo que a todos...

Algo que sí ha resultado sorprendente de la encuesta, como me reconoció un no muy asiduo lector de mi blog, es que los votos han ido tanto en el caso del sí, como el del no, a los extremos, que son imposibles. Pues estos sistemas ni funcionan siempre ni funcionan nunca, por tanto sólo había dos respuestas posibles, pero a los encuestados les ha podido más su opinión previa que el pensamiento concienzudo de la respuesta.

En esta vida hay que tener siempre presente que no todo es blanco o negro, que existe una enorme gama de grises y de colores. Así sin pretenderlo, me ha salido bien un experimento psicológico con vosotros, je, je.

Volviendo al tema, mi opinión es tan clara como los resultados de la encuesta. El dinero en la investigación de los sistemas “abrefácil” es un dinero mal invertido, ya que casi siempre se rompen y no funcionan, convirtiéndose en sistemas “abredifícil”.

Por ejemplo, los cartones de leche. ¿Cuántas veces no habré derramado leche al tratar de romper el trocito de cartón del pico creado a tal efecto? Muchas, más de las deseadas, y no soy ningún patoso. Pero también están los que tienen una especie de anilla de la que estiras y arrastra un trozo de papel de aluminio que tapa el agujero, pues casi siempre te quedas con la anilla en la mano. El que mejor me ha funcionado ha sido el que tiene una especie de uña en el interior del tapón, que al girarlo raja la parte del orificio, ese sí que funciona bien.

También podría hablar de las latas de conserva o de refrescos, ¿nunca os habéis quedado con la anilla en la mano?, pues yo muchas veces sí, sobre todo en las conservas, como las latas de atún, teniendo que recurrir al abridor de toda la vida.

¿Y las bolsas de aperitivo? En una esquina pone estire de aquí, lo haces y todos los aperitivos salen volando porque se ha abierto toda la bolsa, y queda todo desperdigado por los suelos, sofás, etc.

También están las pizzas refrigeradas, que cuentan con un sistema “abrefácil” que no funciona casi nunca. Estiras desde esa esquina y el plástico superior se corta en muchos trozos, en lugar de salir de una pieza. Lo mismo ocurre con los trozos de queso envasados, y también con los embutidos envasados.

Se podría hablar también de las botellas de plástico, con su tapón que se abre con absoluta facilidad, ¡cuántas veces no habré sacado el tapón y el anillo que lo sujeta debajo! A parte de que muchas veces como no lo abras con un trapo, no hay manera por más fuerza que tengas.

No olvidemos las botellas de cristal con su tapón metálico, que muchas veces hay que abrir utilizando un cuchillo para cortar la junta del tapón al anillo que lo sujeta a la botella.

¿Y los paquetes de galletas? Esos paquetes que llevan una cinta roja para estirar y que se abra por ella. Pues o una de dos, o la cinta roja se rompe y no lo abres, o lo abres y se caen todas las galletas que quedaban por encima de la cinta...

Menos mal que tanto mi coche y mi casa no tienen puerta “abrefácil”, pues es posible que me quedase con ella en las manos, o incluso que nunca pudiese entrar. Claro, que en este caso podría ser una ventaja, ya que los cacos tampoco podrían entrar a robar, ¡buena idea sí! Pero en este caso no está inventada.

Yo creo que el único genio que inventó un sistema “abrefácil” de verdad fue quien inventó la cremallera, ya que mientras no se rompe por los muchos usos o porque sale defectuosa, ahí está siempre funcionando una y otra vez, y siendo un mecanismo de apertura mucho más rápido que los botones. Eso sí, en el caso masculino, y con un pantalón con cremallera hay que extremar las precauciones, porque si no se puede acabar con un buen dolor en cierta parte colgante, algo así como lo que le ocurrió al personaje de Ben Stiller en Algo Pasa con Mary, ¿lo recordáis?, ¡buf!, ¡qué daño!

En fin, que aunque parezca un tema banal no lo es tanto, y estoy seguro de que vosotros, queridos lectores, me podréis aportar muchos más ejemplos de sistemas “abredifícil”. Me gustaría que todos los ingenieros o inventores que se dedican a eso, lo hiciesen en algo más provechoso, ya que los resultados que obtienen casi nunca son los deseados. Y si están aplicando un método de ensayo y error, la verdad es que casi siempre sale error.

Las marcas que pagan esos sistemas, bien podrían ahorrárselo, que nosotros sabemos usar los abridores de toda la vida, que para eso están. Y si quieren inventar algo cómodo de verdad, que inventen el huevo con “abrefácil”, así ningún huevo más acabaría hecho añicos contra el borde de un plato por no medir bien la fuerza del golpe, je, je.

Y así con estas reflexiones os dejo por hoy, suponiendo que mis palabras no me buscarán acomodo en la hoguera, ya que los merecedores del castigo del fuego purificador son los que inventan esos sistemas que en la mayoría de los casos se deberían llamar “abredifícil”, así como también las empresas que dedican su dinero a ello llevando únicamente a un triste encarecimiento del producto ofrecido, ¿o no estáis de acuerdo?

¡Buenas noches!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajaja...

Me he visto reflejada en tu descripción de como abres los "abrefáciles".

Muy bueno.

Un saludo.

Opinador Lenguaraz dijo...

¿Qué hay de nuevo querida Amparo?
Me alegra seguir viéndote por aquí.
Es normal que te sientas reflejada en esos hechos, porque son tan reales como la vida misma.
Yo no soy ningún patoso, luego eso le debe pasar a la mayoría de la gente, todas esas y más cosas...
Como por ejemplo, el zumito que se llevan los alumnos a clase para bebérselo en el recreo. Más de una vez he visto reflejado el término "abrefácil" en ellos. Ya que él solito se les abre en la mochila y les pringa todos sus libros y libretas. ¡Eso sí es un "abrefácil" y lo demás son tonterías! Je, je.
Gracias por decir que es muy bueno.
Saludos.