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jueves, 22 de mayo de 2008

¿Fenómenos paranormales?

La verdad es que no tenía muy claro como calificar lo que voy a contar a continuación. Pero hay animales en esta vida que son mucho más racionales que algunas personas, por ejemplo los keniatas con antorcha de ayer.

A mí me resulta muy sorprendente el hecho que un loro sea capaz de perderse y y regresar a su casa, ¡pero tras explicar dónde vive! La cosa tiene gracia, aunque también su miga, ya que es un suceso verídico que ocurrió el miércoles pasado en Japón.

Existen aves que son capaces de recordar dónde viven y contarlo si es necesario, sin embargo tengo algún compañero de trabajo que no recuerda ni el día ni la hora en la que está, pero en fin, en esta vida hay que conformarse a veces con lo que te toca, y bueno, analizándolo con calma, me quedo con mi compañero de trabajo.

¿Pero por qué ocurre eso en Japón? ¿Por qué no ocurre en el lugar de origen de los loros? ¿La evolución de Darwin se alcanza mejor en Japón? ¿O acaso el loro llevaba un chip? Pues no, que yo sepa, de momento, salvo los chips de identificación de animales, los chips se quedan en sus inventos y en sus extraordinarios robots. Eso sí, este loro ha dejado obsoletos esos chips de identificación...

La verdad es que los japoneses son seres especiales, estaría bien que nuestros adolescentes se comportasen como los japoneses, e intentasen estudiar haciendo huelga a la japonesa, con lo cual no habría fracaso escolar y ningún impresentable tendría que proponer descabellados programas Èxit o Fracàs.

Pero en fin se debe asumir que mientras nuestros estudiantes son unos gandules, los animales de Japón sean superdotados, como este loro doméstico que tras perderse pudo decir el nombre de su dueño y su domicilio, y en japonés, no está mal para ser una ave africana...

Recuerdo como el gato de las fotos se acobardaba cuando iba al veterinario, escondiéndose todo lo que podía, sin embargo este loro mostró su desparpajo cuando fue interrogado por el veterinario.

Es sabido que estos pájaros imitan muy bien los sonidos, y que incluso llegan a repetir palabras como si las dijese un ser humano, pero de ahí, a decir correctamente su nombre "Nakamura Yosuke-kun", lo que hace referencia a su dueño, Yoshio Nakamura, y la dirección donde residen dueño y loro va mucho, ya que especificó ¡hasta el número!

Así fue muy sencillo para las autoridades poder devolver el loro a su dueño, el que manifestó que no estaba preocupado ya que su ave no suele volar y le había enseñado a decir varias cosas, entre ellas la dirección. ¡Vaya muestra de confianza!

Por tanto, en Japón son capaces de hacer que una mascota memorice su domicilio o lo que quieren para que luego lo repita en caso de urgencia. Algo debe fallar en nuestra educación, cuando aquí existen alumnos que cuando sufren un dolor y hay que llamar a sus casas no recuerdan el teléfono móvil de sus padres, a pesar de tener un cerebro mucho mayor que el de un loro. Se puede alegar que cuando alguien se encuentra mal no están al completo todas sus capacidades o que están nerviosos, pero ¿qué se podría alegar del loro?

Uno de los mayores problemas que se encuentran los educadores en España, no es que no sean loros o papagayos, capaces de recitar de memoria El Quijote, que eso no me parece nada interesante; pues yo prefiero un buen razonamiento a algo memorizado. El problema reside en la materia prima, los estudiantes, y no por su calidad, que es tan buena o superior a la de generaciones precedentes, sino por su interés.

Se le puede achacar la culpa a los padres, a sus profesores que no los motivan suficientemente, a la sociedad en la que ven que estudiar es un camino lento para ganar dinero, ya que hay otros más rápidos (como ir a televisión y ponerse a insultar a sus semejantes), incluso a la televisión y las videoconsolas por absorberles el cerebro, pero el caso es que sea por lo que sea nuestros adolescentes no quieren estudiar y son superados por loros como el japonés, que muestran mucho interés.

Y con esta humillante comparación lo dejo por hoy, seguro de que mis palabras no me deberían llevar a la hoguera ya que los merecedores del castigo del fuego purificador son nuestros estudiantes porque no demuestran el interés necesario, y es que la gran mayoría son muy vagos, de lo que seguramente tengamos la culpa el resto de la sociedad por mandarle estímulos contrarios al estudio, esos estímulos que en Japón obtienen mucho más resultados, ya que hacen que aprenda hasta un loro.

¡Buenas noches!

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