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miércoles, 21 de mayo de 2008

Hoy todavía se quema a gente en la hoguera.

La verdad es que yo siempre he tratado que el título de mi blog no fuese más que una metáfora, como también lo es el final que hago todos los días, donde suelo condenar a alguien a la hoguera. Pero digo yo que se entiende que no los quiero quemar de verdad, ¿o no? Yo solamente hago el papel de la Inquisición, pero en el siglo XXI, sin pruebas suficientes, basándome la mayoría de las veces en mi propia opinión, condeno a alguien al tórrido placer de las llamas, de igual modo que sin pruebas condenaba la Iglesia.

Sin embargo espero poder dormir bien esta noche, sin ningún cargo de conciencia, ya que supongo que en Kenia no leen mi blog, pues de lo contrario podría pensar que son una especie de talibanes que creen fervorosamente en mis castigos diarios.

Y es que en ese país, del que salen tan buenos atletas de medio fondo y de fondo, ayer se quemaron a once personas acusadas de brujería, ¡en pleno siglo XXI! Claro que, visto de esta forma, la población keniata o se ve obligada a huir de los leones y otras fieras o debe huir de las muchedumbres enfervorizadas que pretenden quemarles, por ello no me extraña su enorme elenco de buenos atletas, a pesar de la hambruna que puedan padecer o de los conflictos bélicos o tribales. Sin duda que cuando ven cosas como estas se ponen a correr y llegan a Europa, desde su país tras pasar por Oriente Medio.

No acierto a comprender cómo puede haber gente tan salvaje hoy en día, pensaba que el último de los animales sin cerebro era el de pocas luces Bush, pero por lo visto, dentro de la especie humana todavía quedan más seres irracionales.

Aquí nos llevamos las manos a la cabeza cuando los ultras, o no tan ultras, del fútbol hacen alguna salvajada, pues menos mal que el fútbol no se lo toman como aquí en Kenia.

Todo sucedió en Niakeo, en el oeste de Kenia, donde una turba de enfervorizados ha cambiado el suplicio de la hoguera tradicional por una hoguera mucho mayor, ya que prendieron fuego a las viviendas de las personas acusadas, con ellas dentro claro.

Así fallecieron ocho mujeres y tres hombres por el mero hecho de ser sospechosos de brujería. Y se hizo con nocturnidad y alevosía ya que la multitud sabía bien lo que hacía, pues fueron casa por casa en plena noche, con una lista donde estaban los nombres de los sospechosos de brujería, para así quemarlos vivos en sus casas.

Hoy se esperaban represalias y venganzas, por lo que la Policía de aquel país ha efectuado un gran despliegue de agentes en la zona, aunque en todo caso la venganza la llevarán a cabo los hijos de los fallecidos, pues estos tenían, en su gran mayoría, entre 70 y 90 años. Sin duda debían ser un gran peligro para sus vecinos que les quemaron, y como físicamente no debían serlo por su avanzada edad, digo yo que sería porque practicaban magia negra...

En fin, ya sea por esta salvajada o por otras muchas, el caso es que en Kenia no hay quien frene la espiral de violencia en que se encuentran desde las elecciones pasadas, a finales de 2007.

El motivo es el de siempre en este tipo de países, el fraude electoral denunciado por los seguidores del candidato de la oposición. Por ello, desde entonces se están sucediendo diferentes enfrentamientos entre los partidarios de la oposición y los seguidores del presidente. Pero la zona de mayor virulencia es el oste del país, donde no sólo se quema a la gente viva en sus casas, si no que las diferentes tribus pelean con arcos y flechas y también con machetes, como si el tiempo se hubiese parado en ese país tras las guerras.

Supongo que pese a los intentos de la ONU por intermediar en el conflicto, al final no se sacará nada en claro, y los arcos y las flechas evolucionarán a pistolas, rifles y metralletas, por cortesía de las empresas armamentísticas del Tío Sam, y también de otros países. Ya que en lugar de mandar ayuda, que no digo que no la acaben mandando, suministrarán armas como viene siendo habitual.

Eso sí, como se descubra una gran bolsa de petróleo en Kenia, habrá una misión humanitaria encaminada a evitar la quema de brujas con armas de destrucción ígnea.

Con lo dicho termino por hoy. Supongo que mis palabras no deben llevarme a la hoguera, lugar al que ayer ya fueron once personas. La verdad es que hoy no tengo muy claro a quien corresponde el castigo del fuego purificador. Por lo que haré como hacía la Santa Inquisición, quemarlos a todos, luego ya Dios decidirá. Entonces, los culpables serán la muchedumbre enfervorizada que quemó a las personas en sus casas, los que han fomentado y dividido al país en una gran lucha tribal, y los que desde lejos ven esa lucha pero no hacen nada por que termine, esto es, todos nosotros, los países del primer mundo, que no intervienen en la zona porque no hay ningún premio que merezca la pena. Y es que las vidas humanas no son suficiente premio...

¡Buenas noches!

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