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domingo, 11 de mayo de 2008

Los cristianos desconocen a Dios, ¿o la Iglesia desconoce a Dios?

Si mi calendario no se equivoca, hoy se celebra la Solemnidad de Pentecostés, día en el que la Iglesia celebra la venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia naciente y la salida en misión de los primeros evangelizadores. Para celebrarlo como corresponde la Conferencia Episcopal emitió ayer una misiva tan original y llena de mentiras como nos tiene acostumbrados, ¡qué Cruz nos ha tocado soportar a los auténticos cristianos! Si al menos mis palabras de hoy sirviesen para que los creyentes comprendiesen de verdad cuál es la esencia de Dios me daría por satisfecho, pero, no sé por qué, creo que lo que digo desde mi púlpito resulta menos creíble que lo que dicen en los púlpitos de las iglesias...

Así para celebrar el Día del Apostolado y de la Acción Católica Seglar de este 2008, la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar firmó ayer la siguiente misiva: Laicos cristianos: sal y luz del mundo, que podéis leer al completo si pincháis en el enlace, eso sí, os advierto que os llevará a la página web de la Conferencia Episcopal, que contrariamente a lo que algunos lectores de mi blog piensan, es una página que visito, para poder leer de primera mano, y no a través de terceros como la prensa (aunque de la mayoría de cosas me entere por los periódicos, ¿de qué me suena esta frase?), todo su contenido antes de lanzarme como una bestia hambrienta a por su carnaza.

El comienzo de la misiva me ha encantado, pues dice tal cual: “El cristiano, injertado en Cristo en virtud del sacramento del Bautismo, debe permanecer en Él y vivir según sus enseñanzas, cumpliendo en todo momento la voluntad del Padre celestial”. Por tanto, hablando con un símil agrícola, al cristiano se le ha injertado en Cristo a través del Bautismo.

La frasecita es totalmente verdadera, pues cuando se hace un injerto en una planta, nadie le pregunta a la rama injertada si es su deseo ser injertada en esa planta. De igual modo, cuando un bebé es bautizado, nadie le pregunta si es su deseo hacerlo, y aunque lo hiciesen, no se podría negar ya que un bebé, no es más que un bebé, y por tanto no puede hablar, ya aunque llore mostrando su desaprobación se le bautiza igualmente.

Un católico de verdad debería ser aquel que por voluntad propia decide ser bautizado. La legislación española reconoce la mayoría de edad a los 18 años, en ese momento se supone que uno ya está capacitado para tomar sus propias decisiones, entre ellas si quiere ser católico o no, pero claro, si el bautizo no se celebra sin contar con el consentimiento del propio bautizado, la Iglesia se arriesga a que el posible bautizado no quiera ser bautizado, con lo que las cifras totales de católicos serían reales, pero el porcentaje de la población sería tan bajo, que perderían el derecho que no tienen a recibir más dinero del Estado que cualquier otra confesión religiosa. ¿Por qué apostatar no es tan sencillo como bautizarse?

La segunda parte de la frase también tiene su miga, ya que dice que el cristiano debe permanecer en Él y vivir según sus enseñanzas. Y aquí yo me pregunto: ¿los sacerdotes, los obispos, los cardenales y el mismísimo Papa son cristianos? La respuesta es evidente, un rotundo y mayoritario ¡NO! Ya que la mayor parte del clero no vive de acuerdo a las enseñanzas de Cristo, quien era pobre y repartía lo poco que tenía entre los más necesitados, sin duda como hace el clero, ¿verdad? No hay nada más que ver sus grandes tesoros y riquezas, y el hambre y la pobreza que hay en el mundo, que sin duda se paliarían en buena medida si repartiesen lo mucho que tienen.

Como ya he dicho otras veces, desde el Vaticano se atreven a llamarse cristianos, cuando su verdadero nombre es el de demonios y su lugar de residencia el Infierno. ¡Son la antítesis de Cristo! ¿Acaso no hacen lo contrario a lo que hacía Él? Pues eso, son demonios, pero con su doble moral, nos hacen ver que son santos. Pero el rebaño no es ciego, el rebaño sabe muy bien quién es su auténtico pastor, que no es otro que Cristo, que no es otro que Dios. Pero este Dios no puede estar al lado de los que no ejercen su voluntad, este Dios no mora en el Vaticano ni en los templos ostentosos, sino en el corazón de cada auténtico cristiano, pues ellos creen de verdad en Dios, ¡ellos son el auténtico templo de Dios! Dios no cree en la atea Iglesia.

La misiva no tiene sólo una frase, tiene muchas más, pero si las analizo todas igual voy a escribir un artículo más largo que la mismísima Biblia, tendré que concretar más...

En otro párrafo se contradicen ya que dicen que el Señor encargó a sus discípulos ser “luz del mundo y sal de la tierra”. Pero Jesús se definió a sí mismo como la “luz del mundo”. Por ello los obispos dicen que Jesús es el único que puede iluminar el camino de la humanidad hacia Dios. ¿Entonces cómo pueden sus discípulos o todos sus creyentes ser “luz del mundo” cuando la única “luz” es Jesús? Ay, ay, ay, que estos obispos ya no saben lo que dicen...

Así mismo, en otro lugar se afirma que la formación cristiana es ante todo un don de Dios a cada persona que le llega por medio de la Iglesia y por la acción del Espíritu Santo, para poco después remarcar que sólo Dios puede revelarnos su identidad. ¡Vaya por Dios! ¡Otra contradicción! Pero a parte de eso, me gustaría que alguien me dijese en qué lugar de la Biblia se dice que los cristianos necesitemos intermediarios para hablar con Dios, para llegar a Dios, y es que la atea Iglesia no juega más que a eso, a ser intermediaria entre Dios y los cristianos. Pero si Dios habita en mí, ¿para qué necesito yo intermediarios? He aquí el cuento que se ha inventado la Iglesia para vivir. Hacen lo mismo que los intermediarios mercantiles, compran barato para vender caro, ¡cuánta hipocresía!

Sin embargo lo mejor llega cuando dicen textualmente: “Pero, siendo realistas, también debemos reconocer que existen muchos bautizados que, debido al descuido y olvido de su formación cristiana, desconocen totalmente a Dios”. Queridos obispos, Dios habita en el corazón de todos los cristianos, no es posible que los bautizados si son auténticos cristianos desconozcan a Dios, quienes desconocéis de verdad a Dios sois vosotros, que nos vendéis un Dios irreal y castigador, cuando los únicos que debéis ser castigados por vivir en contra de Su doctrina sois vosotros.

Es más, los obispos se atreven a achacar esta situación de desconocimiento a la ruptura de la cadena en la transmisión de la fe en el seno de la familia y a los sucesivos procesos de secularización que está padeciendo la sociedad española. Y en otro abuso de cinismo se atreven a decir que existen muchos cristianos que manifiestan en sus comportamientos una profunda ruptura entre la fe y la vida, sin duda, ¡ellos mismos! Como también que este abandono en su formación conduce al bautizado a tener una visión totalmente deformada del cristianismo y de la Iglesia, ¿deformada o auténtica señores obispos?

Por ello hay que evangelizarlos, pero para llevar a cabo esta misión, recomiendan, con urgencia, una revisión de la espiritualidad y una renovación de la formación cristiana, entendida como un continuo proceso personal de maduración de la fe y de configuración con Cristo. Bla, bla bla...

Al menos se reconocen culpables y dicen que desde la Iglesia “tal vez” no han prestado la suficiente atención y dedicación a la formación del los adultos bautizados, ya que mantener unas prácticas religiosas no era suficiente (¿tendrán intención de volver a imponer su voluntad como con el franquismo o la Inquisición?), y que no han sabido o podido ser instrumentos para la conversión mediante las propuestas de la formación cristiana, enfocadas hacia el “hacer” y no hacia el “ser”, ¡menos mal!

Por ello, ante esta situación, añaden que es muy urgente emprender una formación cristiana integral de los miembros de las comunidades y de los alejados de la Iglesia para que descubran su vocación, reaviven su pertenencia a la comunidad cristianas y se conviertan en evangelizadores. ¡Ojalá sea cierto! Yo me ofrezco a evangelizar al clero...

Para esa labor evangelizadora terminan citando las palabras de Juan Pablo II: “la formación de los fieles laicos se ha de colocar entre las prioridades de la diócesis y se ha de incluir en los programas de acción pastoral, de modo que todos los esfuerzos de la comunidad (sacerdotes, religiosos y laicos) concurran a este fin”, digo yo que si los laicos así lo desean, ¿o volvemos a la obligación que he citado antes de tiempos pasados?

La misiva termina animando a los nuevos movimientos a seguir concentrando todos los esfuerzos en al formación integral y permanente de quienes han asumido responsabilidades pastorales o evangelizadores en la Iglesia y en el mundo. Textualmente dicen: “Si queremos que toda la Iglesia sea el sujeto de la evangelización, debemos poner todos los medios a nuestro alcance para formar adecuadamente a los bautizados, aprovechando las distintas oportunidades que tenemos para ello, aunque esto exija sacrificio y renuncia a otras actividades más gratas o más espectaculares”.

¡Ojo a lo que subrayo!, ¿todo cristiano está dispuesto a ello?, ¿los curas lo están? Pues me gustaría que me explicasen la actitud del cura de Novelda, al que le encanta la pompa y la notoriedad espectacular, aunque para ello muestre su verdadera vocación de recaudador de impuestos, y no de seguidor de la doctrina cristiana.

Y como en todos las lecturas en misa, termino preguntando: ¿Palabra de Dios? Ammmm... ¡PUES NO! ¡No es la palabra de Dios! Es la palabra de la Iglesia que no es lo mismo.

Así me despido por hoy. La verdad es que hoy noto olor a chamusquina, no me escapo de caer en las llamas de la hoguera. Pero en verdad os digo, que los merecedores del castigo del fuego purificador son los miembros de la Iglesia, entre ellos los obispos, por haber creado una Iglesia atea que no es más que un negocio apartado de las enseñanzas de Jesús.

¡Buenas noches!

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