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miércoles, 28 de mayo de 2008

Adiós a la Monarquía, pero en Nepal.

Hoy en Nepal se ha dado un gran paso en dirección a un buen cambio, que según mis esquemas dejará a su país por delante de España en la escala de la civilización. Por más joven que sea la democracia en Nepal, se han dado cuenta de que parece un poquito incompatible con la idea de tener un rey, nacido con sangre “azul”, la que le otorga poder para hacer todo lo que quiera. ¿Y en España cuándo?

Supongo que la respuesta a esa pregunta será nunca, ya que en nuestro país nos gusta darle privilegios a un don nadie, que por el mero hecho de ser hijo de alguien, le creemos capaz de dirigirnos y de liderar a nuestro ejército en el campo de batalla, con su caballo, su escudo y su hacha. ¡Ah no! Que eso era en la Edad Media, entonces, ¿qué virtudes le vemos a un rey hoy en día?

La verdad es que nuestro país tiene dos instituciones que, por desgracia, siguen siendo como un puente hacia la Edad Media, y son La Monarquía y la Iglesia, ésa que según Ratzinger ha dado un papel tan importante a la mujer a lo largo de la historia. Pero me quedaré tranquilo, ya que esto último no es mi tema de hoy, pero aún así, ¡qué cinismo!

Nos hemos dejado superar por Nepal en la concepción de estado. Allí su nueva Asamblea Constituyente, en su primera sesión, ha decidido hoy la instauración de la República en el Nepal, ¡en su primera sesión!, y aquí tras largos años de democracia todavía no nos hemos dado cuenta de que la Monarquía es como un cáncer que hay que extirpar.

La votación de igualada ha tenido poco, ya que nada menos que 560 miembros de su nueva Asamblea han votado a favor de disolver la Monarquía, y sólo cuatro, los integrantes del partido monárquico, han votado en contra. Así que, ¡adiós muy buenas Majestad!

A pesar de ser muy nueva, la Asamblea Constituyente nepalí hará las veces de nuestro antiguo Parlamento y elegirá a su nuevo Gobierno. Tal y como acordaron ayer en la Asamblea se creará una figura denominada Presidente de la República Nepalí, y además, como ya existe en Francia, por ejemplo, se creará la figura del Primer Ministro, el cual tendrá el poder ejecutivo, no el Presidente. Creo que es evidente que con sólo un par de días han pasado de largo a España, dejándola en el furgón de cola de la modernidad, a años luz de Nepal.

Por supuesto, no todo el monte es orégano, y así, dos líderes de importantes partidos, a pesar del acuerdo, pretenden ser nombrados Presidente y con poder ejecutivo, lo que espero que no permita su Asamblea.

¿Y cómo queda el rey? Pues aunque alguno piense que la única manera satisfactoria de deshacerse de una Monarquía es guillotinar a toda la línea de sucesión al trono, no es eso lo que van a hacer allí, sino que le dan 15 días para que desaloje su Palacio Real, una vez proclamada la República. ¡Bastante civilizados sí!

Eso tiene el problema de que tal vez algún descendiente del rey quiera hacer valer sus derechos de cara a liderar el Nepal dentro de unos veinte años, pero o hacían lo que han hecho, o un baño de sangre como el que se realizó en Francia, y sin duda que esta salida del rey sin sus poderes reales tiene buena pinta.

Me gustaría que en España tomásemos nota de su ejemplo, y que aquí ningún político se rasgue las vestiduras cuando a algún otro político, se le ocurra proponer el fin de la Monarquía por referéndum, como otro va a proponer casi la independencia vasca... Pero supongo que eso en España es una utopía. Imaginad un país sin el poder de un rey y sin el poder de la Iglesia, ¡cuánta libertad!

Será mejor que antes de que confunda la ficción con la realidad termine por hoy. Tal vez mis palabras sean merecedoras de llevarme hoy a la hoguera, aunque yo me desprendería de nuestro Rey y sus descendientes con la firma de un documento, sin guillotina o su equivalente más moderno. Pero sin lugar a dudas, los merecedores del castigo del fuego purificador son todos a los que le cambia la expresión de su cara por el mero hecho de decir que no queremos Monarquía, y por supuesto, también el Rey y toda su línea de sucesión, por aceptar la tremenda desigualdad, que viola nuestra Constitución, de ser superior al resto por el mero hecho de nacer y ostentar un falso linaje de sangre azul, tan roja como la mía y la vuestra, queridos lectores.

¡Viva la República de Nepal!

¡Buenas noches!

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