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jueves, 21 de febrero de 2008

¿Leyenda urbana o realidad urbana?

Todos hemos oído hablar de diferentes leyendas urbanas, y con más o menos credulidad les hemos hecho caso o no, pero no dejaban de ser para el que las escuchaba sólo eso, unas meras leyendas urbanas. Lo malo es que algunas han dado el paso de la ficción a la realidad desgraciadamente, si es que alguna vez fueron ficción... Por ejemplo, me han contado casos de bandas de sudamericanos, Latin Kings o similares, que en Canarias se dedican a abordar a jovencitas preguntándoles: ¿Beso o sonrisa? Lo fácil es elegir sonrisa, pues no conoces a los tipejos, pero lo malo es que la sonrisa consiste en dibujar en la cara de la víctima esa sonrisa, pero usando una navaja y rajando desde la comisura de los labios hasta los mofletes, y el beso ya os imagináis cómo puede acabar... Éste es un ejemplo de leyenda urbana que es realidad urbana.
Hace unos meses también se puso de moda un rito de iniciación en ciertas bandas de sudamericanos. Tú ibas conduciendo de noche y te cruzabas con un coche que circulaba con las luces apagadas, si como es lógico le hacías luces para advertirle, esto era la provocación que el conductor del otro coche buscaba, pues rápidamente cambiaba de sentido e iba a por el que le había hecho luces, con la intención de acabar con su vida, o como poco darle un buen susto. Éste era el rito de iniciación para el conductor del coche fantasma. ¿Leyenda urbana o realidad urbana? Buscad en la sección de sucesos de la prensa de hace meses...
Pero el motivo de mi artículo de hoy es una leyenda urbana que ya de antiguo, es una auténtica realidad urbana y que afecta mayoritariamente a mujeres, principalmente jovencitas. Los libros científicos la denominan sumisión química, de lo que me enteré ayer leyendo un interesante reportaje publicado en el diario EL PAÍS, y escrito por Carmen Morán con el título de: La Violación que cuesta recordar, y que recomiendo a cualquiera que le interese el tema.
Lo peor es que al escribir esto, le estoy dando la razón a mi madre, que en el pasado, cuando yo salía con los amigos siempre me decía frases del tipo: ven pronto, no es que no confíe en ti sino en los demás, lleva cuidado que te pueden echar cosas en tu bebida, y alguna que otra lindeza similar que a mí me sentaba como un tiro, ¡y ahora resulta que tenía más razón que un santo! Ya no se puede confiar en la gente. Como anécdota graciosa, aunque el tema no tenga ninguna gracia, recuerdo una ocasión en que algunos de mis amigos cogieron un pedete lúcido y aprovechando un descuido de otro amigo abstemio, dejaron caer unas gotas de ginebra en su vasito de agua. Claro, el sentido del olfato de ellos estaba un poco distorsionado, pero el abstemio casi se cae para atrás sólo con oler el contenido del vaso. Esto no fue más que una broma de la que todavía nos reímos cuando nos juntamos, pero por desgracia en la realidad, cosas similares no se hacen con la finalidad de bromear...
Así, en las salidas nocturnas principalmente de gente muy joven, se cometen abusos sobre una víctima drogada, sin su consentimiento claro, y que por desgracia no recordará nada. Normalmente son abusos sexuales, aunque no es lo único que puede ocurrir. La gente sale con sus amigos, a esto se le une el alcohol o las drogas, y una mente despierta hace el resto. La víctima, con la mente no tan despierta y con la vergüenza y el aturdimiento que siente, no suele denunciar ya que no recuerda lo importante, por lo que calla lo que sí sabe, y como consecuencia su agresor queda impune.
Por tanto, la sumisión química o la violación consentida por la inconsciencia, que llamaría yo, es un ejemplo de crimen perfecto. El que por cierto encontré hace años tras pensarlo detenidamente, pero podéis estar tranquilos ya que ni sirve para nada ni tengo intención de cometerlo pues no soy un criminal. Como decía, estamos ante la violación perfecta, pues al utilizar drogas indetectables para la víctima, que suele ser chica, y que la adormecen, casi no recuerda nada de lo ocurrido, por lo que no puede identificar a su agresor; y como sus fuerzas estaban muy mermadas y no pudo oponer resistencia, no habrá desgarros físicos ni lesiones considerables. En este caso, si a la víctima se le ocurre ir a un hospital, se puede encontrar con personal sanitario que le recuerde lo de si bebes no conduzcas, esto es, que la próxima vez no se emborrache antes de mantener sexo con un desconocido, lo que la dejará moralmente más humillada si cabe a la víctima.
Para evitar este tipo de situaciones en Estados Unidos y Francia, en España se está empezando, se han definido protocolos para detectar cuando una persona ha sido víctima de una violación por drogas que adormecen y se deja claro lo que no debe hacer la víctima para evitar la pérdida de pruebas (no ducharse, entregar orina, etc).
Lo peor es que las drogas no tienen porqué ser sofisticadas, lo importante es la cantidad que se ingiera. Así, con una simple invitación a beber alcohol, tras unas cuantas copas la víctima puede quedar a la voluntad del agresor, es más, después de la segunda copa se le puede echar algo en la bebida o incluso en un café, que si es insípido e inodoro, ni se nota, y para adentro. Por ejemplo: sedantes, anfetaminas, éxtasis, GHB, etc. Hoy en día son fáciles de conseguir, ya sea en la propia zona de marcha a través de los camellos que nombraba ayer, conduzcan un BMW o no, o lo que hoy en día ya es más fácil y descontrolado, a través de Internet.
Pero la finalidad de éste tipo de uso de drogas no es sólo un delito sexual. Recuerdo que hace unos años aparecían personas, en este caso mayoritariamente chicos, que despertaban aturdidos y con dolor en un costado, en el que al palparlo notaban una cicatriz, pues después de drogarlos les habían extirpado un riñón, ¿o era otra leyenda urbana? También recuerdo uno de los primeros episodios de la serie CSI Las Vegas, en que una prostituta se untaba los pezones con una sustancia sedante para robar a su cliente. Pues por desgracia la realidad ya vuelve a superar a la ficción ya que en España hay prostitutas que han robado así, con drogas adormecedoras, a sus clientes, los que con enorme vergüenza iban a denunciar a comisaría tras despertar desnudos y sin cartera.
Y bien, éste era el tema de hoy, un tema muy delicado y sobre el que es difícil legislar, pues para un juez no debe ser fácil decidir hasta que punto la ingesta de droga fue voluntaria o no, y menos aún en el caso de ser conocidos víctima y agresor. Además cierto tipos de drogas se eliminan de forma rápida por la orina y no permanecen mucho tiempo en la sangre, pero por suerte y tras ver muchos episodios de CSI, siempre quedarán restos en el cabello, lo que es una buena posibilidad para que el agresor vaya a la cárcel, de conseguir demostrar la involuntariedad de la ingesta. Por tanto espero que en España también se desarrolle un protocolo de actuación como en otros países y se eduque en este sentido a los adolescentes, pues ya reciben cierta educación sexual en los institutos.
Con esto ya me despido. Espero no haberos aburrido mucho, pues el tema me parece muy interesante y que por desgracia irá en alza. Confío hoy en que mis palabras no me lleven a la hoguera y espero que coincidáis conmigo en condenar al castigo del más flamígero fuego purificador a los desalmados que practican este tipo de abusos o violaciones casi perfectas.
¡Buenas noches!

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