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miércoles, 12 de marzo de 2008

Sobre los Nuevos Pecados Sociales.

Todos los que seguís mis artículos con mayor o menor interés (y no pensáis, ¡jo, qué rollo!, ¡ya podría escribir menos!), estaréis hartos de “oírme” decir siempre lo mismo cuando hablo de la Iglesia. Y hoy no me queda más remedio que reafirmarme: creo en Dios pero no en la Iglesia, porque la Iglesia no sigue la doctrina de Cristo, por lo que Dios ya dejó de creer en la Iglesia. Es más, también sabéis mi opinión, acorde a la de Ratzinger, de que el Infierno es un lugar físico al que irán los no seguidores de Cristo, existe y está en la Tierra en el Vaticano.
Me toca repetirme, por las recientes palabras del arzobispo Gianfranco Girotti, que es plenipotenciario apostólico del Vaticano y experto en asuntos de conciencia, el segundo de a bordo del Infierno vamos. Este arzobispo ha hecho unas declaraciones en una entrevista titulada Nuevas formas de pecado social que se publica en L´Osservatore Romano, que es el diario de la Santa Sede (permitidme que no ponga el enlace simplemente porque no me apetece ponerlo). Pero cabe señalar que ese contenido de momento es oficioso, pues no son declaraciones ni textos del Papa, que es cuando ese contenido se convertiría en oficial. El que manda, manda, claro...
Antes de meterme en faena quiero aclarar, por opiniones recibidas a nivel personal, que cuando yo hablo de la Iglesia, la ataco vamos, no estoy lanzando dardos envenenados contra los creyentes, ni contra todos los sacerdotes, que alguno bueno hay. Ya que dentro de ellos sí que hay gente buena que sigue la doctrina de Cristo, lo que pasa es que aún no tienen abiertos los ojos para comprender que sus líderes los engañan, o no tienen suficiente dinero para alquilar un local en el que transmitir las enseñanzas auténticas de Cristo y predicar con el ejemplo, lo que no se hace en la Iglesia.
Una vez aclarado esto, vamos allá... Este Girotti dijo que uno no sólo ofende a Dios y al prójimo si roba, o si jura en el nombre del Señor en vano, o si desea la esposa de otro, sino que también se produce ofensa a Dios y al prójimo si, por ejemplo, se perjudica el medio ambiente, o se realizan experimentos que manipulan el ADN o dañan embriones, y luego sintetizó una serie de nuevos pecados sociales que luego comentaré.
Hasta ahora teníamos los Diez Mandamientos, que no voy a comentar pues se supone que es la palabra de Dios y por tanto incuestionable. Pero más tarde, el Papa Gregorio I en el siglo VI, enumeró los SIETE PECADOS CAPITALES:

  1. La soberbia
  2. La envidia
  3. La gula
  4. La lujuria
  5. La ira
  6. La avaricia
  7. La pereza

Investigando un poquito sobre el tema me he descubierto en un tremendo error, ya que, aunque estoy confirmado y todo, yo entendía el significado de capital como algo relacionado a la importancia del pecado, pero no es así, sino que estos siete pecados se denominan capitales porque son considerados “cabeza”, es decir, principio de los demás pecados que ofenden a Dios y al prójimo. ¿El resto de católicos lo sabíais? Atendiendo a este significado, el pecado, ya sea capital o en su nueva versión de pecado social, no quiere decir más que tratar a los seres humanos como un objeto o como un medio que es utilizado en propio beneficio, y no como un respetable fin en sí mismo. ¡Lo que aprende uno!
A los siete pecados capitales se contraponen siete virtudes: la HUMILDAD se contrapone pues a la soberbia, la CARIDAD a la envidia, la TEMPLANZA a la gula, la CASTIDAD a la lujuria, la PACIENCIA a la ira, la GENEROSIDAD a la avaricia y la DILIGENCIA a la pereza. Los que me conocéis bien sabéis que reúno muchas de esas virtudes (sin duda más que la Iglesia), pero también pecadillos, como por ejemplo la gula, pues los que os venís de comida conmigo sabéis que mi estómago no tiene fondo, aunque eso sí, yo no necesito desabrocharme el cinturón como otros de mis compañeros de mesa, je, je.
Ya di en uno de mis primeros artículos mi opinión acerca de la generosidad de la Iglesia, de forma hipócrita piden caridad a los creyentes mientras la Iglesia almacena enormes riquezas, y aunque no me quiero extender mucho en esto, si voy a comentar alguno: ¿cuándo un obispo te ofrece a besar su ostentoso anillo se muestra humilde?, templanza, ¿alguien se ha atrevido a invitar a comer a un obispo? Todavía estará pagando el préstamo que tuvo que sacar para pagar sus vituallas. ¿Todos los sacerdotes son castos? ¿Muestran paciencia y tolerancia con los homosexuales por ejemplo? En cuanto a la caridad, no hay duda de que aman “desinteresadamente” a los demás, como al actual Gobierno. Y bueno, hay que reconocerles que cuando quieren son muy diligentes, eso sí.
Y sin más dilación ya, os presento los nuevos SIETE PECADOS SOCIALES y mi opinión sobre ellos:

  1. Las violaciones bioéticas, como la anticoncepción.
  2. Los experimentos moralmente dudosos, como la investigación en células madre.
  3. La drogadicción.
  4. Contaminar el medio ambiente.
  5. Contribuir a ampliar la brecha entre los ricos y los pobres.
  6. La riqueza excesiva.
  7. Generar pobreza.

Respecto al primero, creo que es evidente que la anticoncepción es muy necesaria en los países del tercer mundo. Ya existe suficiente hambre en estos países como para que cada vez que sus habitantes mantengan relaciones sexuales, generen una o más bocas que alimentar, ¿o no? Por no hablar del SIDA u otras enfermedades venéreas que se podrían controlar mucho más con el masivo uso del preservativo, dejémoslos morir a todos. Parece aquí un poco soberbia la postura de la Iglesia, y más aún cuando sabemos que no todos los curas son fieles al celibato, ¿qué hacen para no tener hijos?
En cuanto al segundo, su opinión es que los científicos juegan a ser Dios para tratar de encontrar remedio a enfermedades, y lo dicen ellos que no saben lo que es Dios, ya que viven en el Infierno... Si Galileo resucitase, se moriría de un infarto al darse cuenta que tanto tiempo después a su muerte, la Iglesia sigue pensando igual sobre algunos aspectos de la ciencia. Como antes, es mejor dejar morir a todos y no buscar soluciones. ¿Para qué nos habrá dado Dios un cerebro? Si no nos dejan usarlo...
La drogadicción pienso que es una gran lacra, pero hay que hacer hincapié en que en muchos casos, los drogadictos son víctimas que en su día no vieron mejor salida para sus problemas que probar con una sustancia que les hacía olvidarse de todo hasta que se convirtieron en adictos. Condenarlos sin duda es una gran muestra de caridad cristiana, ¿a qué sí? Los culpables son los productores de la droga, los narcotraficantes y los camellos. Espero que la Iglesia no se encuentre entre ellos...
En estos momentos, yo soy drogadicto, pues por prescripción médica llevo meses tomando drogas, aunque sean medicamentos, que me producen adicción. Luego, yo también soy un pecador, como todos los enfermos crónicos del mundo. Y de esto no se escapa ni el fallecido Juan Pablo II.
Lo de la contaminación del medio ambiente es otro tema que ya comente en artículos previos, hablando de cómo mis vecinos de Novelda o no reciclaban o reciclaban mal, ¡ay pecadores!, y también de cómo Al Gore lo hizo para luego convertirse en un gran demagogo, ¡pecadooooor! Está claro que hay que cuidar nuestro planeta, pero hay contaminación que no podemos evitar, os doy un par de ejemplos a continuación.
¿Alguien conoce a algún ser humano que no se tire algún pedo? Yo no, incluso después de muertos todavía salen gases del cuerpo, como eructos que han cogido el ascensor hasta la planta baja. El hecho es que un pedo o flato, del latin flatus, significa soplo y es un compuesto de gases altamente variable, expelida por el ano. Está formado por parte del aire que aspiramos, que en su mayoría es nitrógeno y dióxido de carbono, y los gases resultantes de las reacciones químicas entre los ácidos estomacales, fluidos intestinales y flora bacteriana: dióxido de carbono (CO2), hidrógeno y metano. Y todos sabemos que el CO2 y el metano son contaminantes, ya que producen efecto invernadero y como consecuencia el conocido calentamiento global. Los animales también se tiran pedos, por supuesto, pero ellos no son humanos...
Pero ojo, que si existiese un ser humano incapaz de ventosear, es un suponer, también respiraría y al respirar, él y todos los seres vivos (vegetales incluidos) lo que hacemos es tomar oxígeno y devolver al medio CO2, cierto es que los vegetales con la fotosíntesis no pecan tanto como nosotros, ya que respirar ahora es pecado.
Respecto al siguiente, está clarísimo que la misma Iglesia contribuye a ampliar la brecha entre ricos y pobres, pues son muy ricos, cada vez más, piden más dinero y no comparten todas sus riquezas con los pobres. Una muestra que clama al cielo ocurrió el año pasado cuando en la parroquia "roja" de San Carlos Borromeo de Madrid, los obispos declararon ilegales sus misas porque no tenían dinero para comprar obleas, así que los sacerdotes consagraban el pan aportado por sus propios feligreses. La verdad es que yo hoy en día me imagino a Jesús en iglesias como esa o llegando a España en un cayuco, y no viviendo en el Vaticano.
De la riqueza excesiva, ya hablé bastante sobre la de la Iglesia, pero también tenem
os a Bill Gates y todos los de la lista de ricos del mundo, entre ellos deportistas o actores que cobran millonadas por no hacer casi nada, mientras hay científicos que podrían encontrar vacunas y remedios contra las grandes pandemias si recibiesen el mismo dinero. Pero esto no es nada nuevo, ¿algún católico no sabe qué tiene que ver esta imagen con las palabras de Jesús? ¡Que hipócrita es la Iglesia! ¡Por Dios!
Muy ligado al anterior va el de generar pobreza, ya que al no compartir y amasar más fortuna se está generando más pobreza, lo que hace mucha gente pero también la Iglesia.
Por tanto, queda claro que todos somos pecadores, y esa es la intención de la Iglesia, convertirnos a todos en ello, para caer en el Infierno, es decir para ir al Vaticano y generar más riqueza a sus dueños con el pago de tasas y entradas a museos repletos de riquezas.
No sé por qué desde la Iglesia se empeñan en generar nuevos mandamientos o pecados. Ése es un problema que ya resolvió el mismo Jesús cuando sentenció: Un Mandamiento Nuevo os doy: Que os améis unos a otros como yo os he amado. Y siguió diciendo: En esto conocerán que sois discípulos míos, en que os amáis unos a otros. Incluso en otra ocasión remarcó: Conmigo hacéis o dejáis de hacer lo que con uno de estos mis más pequeños hermanos. Aquí se ve de nuevo la doble moral de la Iglesia, pues predican la moral de Cristo, tanto que me llegó hasta a mí, pero actúan de forma contraria a su doctrina. ¡Ay pecadoooooooooores!
Y con esto os dejo por hoy, queridos lectores, pues ya me he extendido demasiado. Hoy mis palabras me declararán hereje y me llevarán de nuevo a la hoguera, pero quienes merecen el castigo del fuego purificador no son sino Gianfranco Girotti, el Vaticano y todos los miembros de la Iglesia que poseen esa doble moral y se creen capaces de juzgar a los demás.
¡Buenas noches!

1 comentario:

Opinador Lenguaraz dijo...

Querida Maritza:
He visitado el enlace que pones y me he quedado igual.
En primer lugar, yo no he distorsionado nada, pues lo que he hecho es seguir una página del propio Vaticano. No te pongo el enlace porque lo borré hace mucho.
¿Tú único problema con mi artículo es la palabra nuevo?
Pues no pasa nada, léelo sin esa palabra, ya que tengo la impresión de que no lo has leído, porque lo que yo hago en mi artículo es demostrar como la Iglesia incumple los siete pecados capitales, y los siete "nuevos" pecados sociales, que en tu enlace relaciona con los capitales.
Vale muy bien, ¿qué más da eso para el contenido de mi artículo?
Lo podría haber titulado: La pecadora Iglesia apartada de la Doctrina de Cristo, que es lo que de verdad digo en mi artículo.
Trata de leerlo obviando la palabra nuevo.
Gracias por tu comentario.
Un saludo.