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jueves, 13 de marzo de 2008

Nuestras Elecciones Generales, ¿son Generales?

Hoy voy a tratar de aclarar un poco el tema de si nuestro sistema electoral es realmente justo o no. El pasado domingo tuvimos Elecciones Generales, ¿pero fueron Generales de verdad? Según mi opinión no, lo que beneficia a los dos grandes partidos y también a los partidos nacionalistas, reduciendo las opciones del resto de fuerzas políticas que abarcan todo el territorio nacional.
Este problema viene motivado porque el voto tiene carácter territorial, esto es provincial. Con esta fórmula de territorialidad, a cada provincia le corresponde un número fijo de escaños, en una proporción que NO es directa al número de habitantes. Es muy importante señalar ese NO, ya que ahí es donde realmente subyace el problema, pues en las provincias menos pobladas los escaños resultan más "baratos" (se necesita un menor número de votos para conseguirlos), mientras que en las más pobladas son más "caros".
Por ejemplo, el censo en la provincia de Alicante ha sido de 1.176.068 personas con derecho a voto, lo que, considerando la subida de un escaño en estas elecciones, da para Alicante la obtención de 12 escaños (diputados). En Alicante un escaño cuesta 98.006 habitantes.
Realizando el mismo cálculo para otras capitales resulta que un escaño cuesta en Barcelona 125.571 habitantes, en Madrid 124.086 habitantes y en Sevilla 120.751 habitantes, lo que podemos decir que son provincias caras. Sin embargo, un diputado cuesta en Teruel 36.990 habitantes, en Ceuta 55.811 habitantes y en Melilla 47.669 habitantes, que serían ejemplos de territorios baratos. ¿Pensáis que éste sistema es justo? Yo no, la verdad, pues si son Elecciones Generales, donde vamos a elegir los representantes para el Congreso, esto es, a nivel estatal, los escaños deberían ser proporcionales a los votos obtenidos en la suma de todo el Estado y no repartirse los escaños por provincias de manera desigual.
Atendiendo al voto proporcional en todo el Estado, os adjunto un gráfico publicado en El País, en el que se ve cómo variaría el número de escaños obtenido por cada partido.

En él podéis apreciar como las dos fuerzas mayoritarias serían perjudicadas con el sistema proporcional a nivel estatal, las fuerzas nacionalistas, se quedarían más o menos igual, ya que se les vota sólo en su territorio, pero las otras fuerzas nacionales mejorarían notablemente, sobre todo en el caso de Izquierda Unida, la gran perjudicada. No es que yo la defienda, pues ya sabéis que yo me decanté por el voto útil, a uno de los dos grandes partidos, del que saldría elegido el Presidente.
En la siguiente tabla, también extraída de el mismo diario, podéis observar cómo queda el precio de un escaño en votos para las diferentes fuerzas:

Vuelve a resultar muy evidente como los dos partidos de ámbito nacional deben pagar un precio por el voto carísimo, a mí no me parece justo.
Pero por si eso fuera poco, el mayor problema de la circunscripción provincial es la Ley
D’Hondt que es quien castiga a esos dos partidos ya que penaliza la dispersión del voto. En realidad, en un escenario de circunscripción provincial y sin Ley D'Hondt habrían conseguido casi los mismos escaños que en una circunscripción única.
El sistema electoral español está recogido por la Ley Orgánica 5/1985 de 19 de junio, sobre el régimen electoral general y se basa en circunscripciones provinciales donde se aplica la Ley D’Hondt, que fue creada con el objetivo de articular mayorías, y que hace que el número de escaños no tenga una relación sencilla con el número de votos. Fue pensada para articular mayorías estables. Por ello es en muchos casos injusta, puesto que beneficia a las mayorías, y hace que la relación entre %votos/escaños varíe enormemente entre las distintas circunscripciones electorales. Además, esta ley, sólo se aplica a aquellos partidos que superan un porcentaje determinado de votos, en España está en el 3%.

Así, con la Ley D'Hondt se decide a qué candidatura corresponde un escaño en cada circunscripción de forma independiente. Para las candidaturas que obtengan un porcentaje mayor a ese 3%, la cifra de votos de cada candidatura se divide por 1,2,3, etc, hasta un número igual al de escaños que se van a repartir. Los escaños se atribuyen a las candidaturas que obtengan números más altos en estas divisiones, en orden decreciente. Lo que favorece a las mayorías evidentemente. Si lo queréis comprobar os dejo el enlace de un simulador de la Ley D’Hondt:
http://icon.cat/util/elecciones
Así podemos observar que el ideal de un voto por cada persona desaparece. Por tanto nuestras Elecciones Generales no son tan Generales. Si estamos eligiendo un Gobierno Central, ¿por qué se usa una circunscripción provincial y la Ley D’Hondt en lugar de un reparto proporcional atendiendo a la totalidad de los votos? No lo sé, pero supongo que por bueno que nos parezca un sistema siempre será mejorable...
Y esto es todo por hoy. Confío en que hoy mis palabras no me lleven a la hoguera y condeno al castigo del fuego purificador a los partidarios de la circunscripción provincial y de la Ley D’Hondt, pues son métodos injustos para unas Elecciones Generales, pues sería más justo el reparto de escaños de manera proporcional al número de votos totales obtenidos.

¡Buenas noches!

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