De iglesias y hogueras...

Como he recibido un comentario, uno sólo de momento, a cuyo autor le agradezco enormemente su tiempo, referente a la política local, y como ayer hablé de la Iglesia, hoy he decidido juntar los dos temas y refrescar un episodio reciente ocurrido en Novelda, que para mí refleja los auténticos ideales de los implicados, que se resumen en lo siguiente: todo lo que se haga está bien hecho, siempre y cuando lo hagamos nosotros.
La verdad es que me sorprende mucho lo pronto que el pueblo ha olvidado este grave suceso, lo que no ocurre con otras cosas menos importantes...
Hace ya unos meses, en una mañana de tiempo húmedo deciden juntarse unos amigos a hacer una paella delante de una ermita cercana al cementerio de Novelda. Entre dichos amigos se encontraban concejales, elegidos por todos los noveldenses por considerarlos aptos para el cargo, del Partido Popular y entre ellos el ex-alcalde, nunca electo como tal, Rafael Sáez, mano derecha de la ilustre María Milagrosa Martínez, presidenta de las Cortes Valencianas, lo que no deja de ser sorprendente pues antiguamente era zaplanista, pero de la noche a la mañana reconvertida en campista para elevarse hacia los cielos, por el interés te quiero Andrés...
Desconozco el motivo por el que se juntaban allí, tal vez fuese para celebrar el descanso de haber perdido el gobierno de la ciudad a manos del tripartito de izquierdas, o que ya no sabían qué hacer con todo el tiempo libre de que disponen ahora, pero bueno, es lo de menos...
El caso es que la humedad del tiempo fue aumentando hasta que empezó a chispear, y claro ya no podían hacer su paella al aire libre, debían buscar un techo bajo el que cobijarse para poder cocinarla. ¿Y qué techo había más cercano a donde estaban? Pues cuál va a ser, el de la ermita. Así que ni cortos ni perezosos cogieron todos sus bártulos y aprovechando que tenían la llave de ese templo de Dios, abrieron, apartaron los bancos de la ermita e hicieron su fuego y su paella, su hoguera vamos, je, je.
Pienso que esto es un hecho muy grave, es la profanación de un templo sagrado. Me recuerda al episodio del Nuevo Testamento en que Jesús entra en el templo, ve a los mercaderes y derriba sus puestos diciendo que esa es la casa del Padre y que eso no se debe hacer allí dentro. ¿Qué habría pasado de aparecer Jesús ese día en la ermita? Se hubiese disgustado como entonces pero esta vez ya no habría tenido que tirar los bancos porque ya lo habían hecho otros, los malos de la película en este caso, que disfrutaban de su paella en el interior del templo.
Es por eso que me doy cuenta de la asociación mental que hay en el cerebro de mucha gente entre iglesia y la derecha política, como el PP. ¿Pueden usar sus edificios sin que ocurra nada? Pues parece ser que sí. Los mismos asaltantes del templo le restaron importancia a lo sucedido, lo que para mí es gravísimo, pero es que el mismo cura de Novelda dijo que no era para tanto, que había que tomárselo como lo que fue, sin buscar nada más.
Me parece que este cura no ha leído muy bien la Biblia, pues no sabe lo que hizo Jesús a los mercaderes, ya que él ha actuado defendiendo a los profanadores del templo, en lugar de ir contra ellos como habría hecho Jesús, da que pensar de verdad...
Ahora imaginemos otra situación, supongamos que los profanadores hubiesen sido otros, los que ahora gobiernan Novelda, celebrando su acceso al poder, esto es, los miembros del PSOE, del Bloc, de Izquierda Unida y Els Verds, la coalición de izquierda, seguro que no habría sido lo mismo. Se habría escuchado que los rojos asaltan los templos o cosas similares de mano de la derecha noveldense y seguro que el cura si hubiese podido hasta los habría excomulgado... Hipotético, pero no descabellado, ¡qué cinismo!
En fin, hoy me despido ya con la seguridad de que mis palabras no me llevarán a la hoguera esta vez, pues a la hoguera quien fue, no fue otra que la paella, pero realmente en lugar de la paella los que merecerían el castigo del fuego purificador serían los profanadores del templo, así como también el cura que los defendió, ¿o no pensáis igual?
Ya me diréis...
¡Buenas noches!