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sábado, 26 de enero de 2008

La maté porque era mía...

Pues sí, la fracesita de marras del título, es la que hoy me ha tocado la fibra sensible. En las noticias ha aparecido un tipo que ha matado a su mujer y ha llevado el cadáver en su coche a la comisaría. Creo que ya van cinco mujeres asesinadas por sus parejas sentimentales en este mes de enero, en España claro, a nivel mundial seguro que muchas más... Es una forma un poco sádica de entender el amor creo yo, ya que cuando se presentan los problemas de una relación o una parte de la pareja quiere dejar la relación, ¡zas!, estacazo, puñalada o similar y fin de la historia.
Y la muerte de la pareja sólo es el final, antes ha habido, peleas, malos tratos, tanto físicos como psicológicos, que hacen de la vida de la maltratada un auténtico calvario. Y digo la maltratada con conocimiento de causa, porque mayoritariamente es así, el hombre es quien mayoritariamente maltrata físicamente a la mujer. Cierto es que algunas mujeres maltratan físicamente al hombre, pero son pocos casos y además no suelen salir a la luz, porque el hombre todavía es tan machista que se avergüenza de contar que su mujer le pega. También es cierto que en cuanto al maltrato psicológico, ya no habría tanta desigualdad pues la mujer también es fría y calculadora y sabe dónde herir el orgullo del hombre, lo que en algún caso puede provocar la violencia del hombre, con lo cual no digo que la reacción pueda estar justificada, en absoluto.
Vivimos una época en la que la sociedad, no tanto la Iglesia, tiene perfectamente asimilado el divorcio. Hay parejas que se separan al poco de contraer matrimonio, a las primeras desavenencias, lo que puede ser prematuro, pero sin duda mucho mejor que llegar a las situaciones de violencia, una espiral que una vez comenzada no tiene fin ni con la separación, pues el hombre no asume que la mujer se vaya y la acosa, o bien, la mujer acaba por creer que ha cambiado, retira denuncias si las había y vuelve con él hasta recibir la estocada definitiva.
Y en esto no hay ninguna diferencia entre clases ni culturas ni de ningún tipo. Se da tanto con ciudadanos nacidos en España, como con inmigrantes que vienen de fuera, se da en los estratos más altos de la sociedad (aunque se oculta más) como en los más bajos, se da en las distintas religiones y también se da en diferentes niveles culturales, ya sea con estudios universitarios, como con analfabetismo. Nadie escapa de esta lacra...
Pero, ¿por qué se da esto? Yo pienso que en muchos casos es porque el hombre cree que la mujer es suya y que por tanto su vida le pertenece, debe hacer todo lo que él le pida y la absorbe completamente, dejándola sin amistades y sin personalidad, con lo cual es fácil manipularla para hacerla sentir que no es nada sin él, es más, en algunos casos llega hasta tal punto la manipulación que la mujer siente que es culpable, que lo hace todo mal, y que es merecedora del castigo. En ese punto es ya muy difícil poder escapar y más si hay hijos de por medio, pues siempre miran más por ellos que por ellas mismas. Además, la mujer está tan manipulada por el hombre, que pierde toda referencia, pues tras una bofetada, a sus oídos llega un te amo, más falso que Judas, pero que las sumerge en la eterna duda, llegando a creer que eso es el amor, la sumisión a un machista...
En ese punto es donde deben actuar personas externas a la relación, bien sean amistades o familiares, porque es muy fácil detectar el cambio de la personalidad de la mujer maltratada, pero hasta hace bien poco la sociedad se hacía la sorda. Recuerdo que muchas veces salen en la televisión vecinos que cuentan que eran una pareja ejemplar, que nunca les habían oído discutir, lo que no digo que en algunos casos sea cierto, pero en la mayoría seguro que oyen los golpes, los gritos y los llantos, por un oído entran y por otro salen... Y la mujer indefensa y con miedo, lo sufre en su soledad sin saber cómo salir de ahí. Por suerte, en los últimos años los medios de comunicación se han hecho eco del tema y la sociedad está más concienciada de ello, hay teléfonos a los que pueden llamar, casas de acogida, etc, pero ni aún así, demasiadas mujeres siguen muriendo en manos de hombres cobardes y machistas.
Pero, ¿y las que tienen la suerte de no morir en el intento? Sin duda siguen vivas, pero viven en un infierno. Suponiendo que el maltratador nunca más reaparezca en su vida, las secuelas psicológicas que les quedan las marcan de por vida. Se vuelven desconfiadas y les costará establecer nuevas relaciones porque el miedo siempre estará presente. Es más, para el hombre con quien traten de rehacer su vida tampoco será nada fácil, pues habrá reacciones de ella que no sea capaz de comprender, muchas veces pensará que la debe abandonar porque nunca va a ser posible que entierre sus viejos fantasmas, es ahí donde ese hombre debe ser fuerte y demostrarle que el amor verdadero sí que existe, quedándose a su lado hasta que comprenda que no todo el mundo es malo. Una situación nada fácil para ninguno de los dos. Pero desde aquí les deseo suerte a esas mujeres pues deben encontrarse con el mejor hombre del mundo, ya sería difícil toparse con otro maltratador camuflado, aunque casos se han visto...
Yo desde aquí le recomendaría a una mujer que vea los primeros síntomas de violencia en su pareja que salga corriendo y denuncie, y que no se arrepienta nunca de ello ni retire la denuncia. Da igual que ese día el hombre hubiese llegado borracho, o drogado, si en ese estado muestra la violencia, es porque la violencia ya era dueña de su espíritu antes de visitar los bares. Además, por suerte ahora la ley favorece a la mujer en ese aspecto, la justicia ya se ha concienciado del problema y actúa rápidamente aunque a veces algunos jueces cometen errores, es cierto, dejando libre al agresor, que se venga un poco más tarde de la denuncia...
Pero todo lo bueno tiene su trampa, y es que una buena ley que protege a la mujer, mejorable sin duda, está siendo muy mal usada por algunas mujeres, ya que para conseguir la custodia de sus hijos, los pisos, etc, están denunciando falsos malos tratos y con la conciencia social generada con este problema, saben que tienen mucho que ganar y el hombre mucho que perder, pues además de perderlo todo sin motivo quedará lacrado socialmente como maltratador. No es algo que me haya inventado yo, conozco algún caso, la conducta de estas mujeres es deleznable, al aprovecharse del sufrimiento y de la muerte de otras mujeres para engañar a la justicia.
Casos de mujeres maltratadas también conozco de primera mano, por ello sé lo difícil que es que puedan rehacer sus vidas, motivo por el que todos debemos darles el mayor apoyo posible, y hacerles entender que eso terminó y que si aparece su nuevo príncipe azul, nunca se convertirá en rana. Porque el amor verdadero existe, y se debe luchar por él, y si llegado el momento ese amor se oxida, pues como buenos amigos, si no hay otra solución, siempre será lo mejor una despedida a tiempo.
Bueno, esto es lo que me apetecía expresar hoy. Supongo que en este tema tan espinoso, nadie querrá llevarme a la hoguera por mis palabras y todos estarán de acuerdo en que quienes de verdad merecen el fuego purificador son todos esos hombres maltratadores y machistas, que más que hombres son salvajes que traicionan a la persona que se supone más quieren en éste mundo, a esos hombres que hacen que las palabras: te amo, pierdan su auténtico significado. Y por supuesto también esas mujeres listillas que se aprovechan de la situación para pescar en río revuelto, ¿o no?
¡Buenas noches!

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