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lunes, 28 de enero de 2008

Regalos de Navidad peludos.

Como me ha pedido una persona especial, hoy voy a tocar este tema, el del maltrato a los animales, lo cual es un crimen que no tiene nombre pues ellos nunca le harían nada similar a su dueño, y hay tantos tipos de maltrato a los animales...
Es muy posible que en algunas familias o bien Papa Noel o bien los Reyes Magos hayan traído como regalo algo peludo, pero sin ser un peluche, sino un animal vivo. Es cierto que también podría ser que el animal no sea peludo como una tortuga, serpiente, lagarto, pez, o lo que sea, pero para el caso viene a ser lo mismo. Incluso en familias que hablan diciendo frases como: o sea sí, ¿no?, con esa entonación tan especial, puede que el regalo haya sido un pony o un caballo. Pero lo más habitual es que haya sido un gatito o un perrito.
Pues bien, lo primero que hay que tener claro es que cuando uno acepta un regalo semejante, o cuando lo compra o lo adopta, está adquiriendo una serie de responsabilidades, ya que no son juguetes, de los que cuando me canso cojo otro y dejo al que tenía. Hay que ser muy conscientes de todo lo que conlleva cuidar un animal y nunca descuidarlo: debe estar bien alimentado, se le debe hacer compañía, llevarlo al veterinario cuando corresponda, etc, vamos, eso es lo mínimo digo yo.
También es lógico preguntarse si es ético tener un animal en casa, sobretodo si es un piso, pues por muy animales domésticos que sean necesitan espacio y libertad. Y no digamos el hecho de tener a un pobre pajarillo, nacido para volar libre en una minúscula jaula, o pececillos de colores, sí, de esos tan bonitos en una pecera. Por no hablar de quienes tienen grandes felinos en casa, como prueba de su esnobismo... Lo más normal sería tener los animales en una casa de campo o en una planta baja donde puedan salir, corretear y pasear a sus anchas. Lo contrario ya me parece una forma de maltrato, aunque parezca leve, pues se le compensa dándole al animal una buena vida, pero sin libertad... Si alguien se pregunta si yo mismo soy coherente con mis palabras, la respuesta es que sí, el gato de la foto disfruta de una inmensa cantidad de metros cuadrados, incluso se marcha por los tejados a patios vecinos donde interactúa con otros gatos y demás animales.
Pero hay formas de maltrato mucho peores. Hace unos meses me encontré un gato precioso mientras circulaba en coche por una carretera, pensé en parar y recogerlo ya que era muy bonito, pero no, seguí mi marcha porque un gato tan bien cuidado, y al que aprecié collar, debía tener dueño en alguna casa cercana. Al día siguiente lo volví a ver más o menos en el mismo sitio, pero ya no me pareció tan bonito, ¿por qué? Porque lo único que vi fue restos de ese gato tan lindo despanzurrados a la orilla de la carretera, todo su precioso pelaje blanco estaba manchado de sangre y detalles más escabrosos que prefiero omitir pero que siguen grabados en mi memoria. Es cierto que todos los días me encuentro algún animal muerto por la carretera pero aquél lo sentí como más mío.
¿Qué deduzco de esa situación? Dos cosas. La primera es que alguien lo atropelló, prefiero pensar que porque no lo pudo esquivar, aunque sé de gente que cuando ve un animal por la carretera acelera para ver si lo puede atropellar, para ver si lo puede matar, ya sea gato, perro, erizo, liebre o incluso pájaros contra el parabrisas. Hay quien inclusive te cuenta que los conejos se quedan embobados mirando la luz de los faros y sólo tienen que llegar y ¡plaf! ya está, ¡ojalá se lo hiciesen a ellos!
La segunda cosa que deduzco es que como era verano, posiblemente ese gato fue abandonado al borde de la carretera. Esto es muy común cuando la gente se va de vacaciones, no saben dónde dejarlo, paran el coche y hacen que el regalito peludo de Navidad, baje para a continuación acelerar y perderlo de vista, mientras él se queda por el lugar pensando que como se han olvidado de él volverán... ¡Qué cruel llega a ser el ser humano! Un animal nunca haría eso, abandonar a su mejor amigo sabiendo que lo mejor que le puede suceder es toparse con la muerte. Espero que esto cambie, pues ya hay hoteles que permiten llevar mascotas, así como también lugares donde te los pueden cuidar mientras estás fuera. Pero todavía falta otro tipo de abandono y es que los animales tienen un problema, que crecen, se hacen grandes y ya no son tan juguetones, por ello se les abandona, ha caducado la diversión. Con lo fácil que sería llevarlo a una sociedad protectora de animales, en fin...
Y por supuesto, hay peores formas de maltrato, como la agresión física a un animal, que nunca comprenderá el motivo por el que es apaleado y volverá un tiempo después a alegrarse de ver a su amo, que no tardará en volver a apalearlo. Si un animalito hace algo malo, con un grito o un cachetito sin intención de dañarlo suele bastar para que sea consciente de que debe evitar lo que acaba de hacer, sabe que ha hecho mal. Quienes maltratan sin motivo a los animales, estas personas, inhumanas, deberían sentir en su propia carne lo mismo que le hacen a su animal. Por desgracia abundan en televisión los casos de animales maltratados por sus dueños: burros apaleados porque ya no sirven, perros de caza ahorcados por la misma razón y tantos casos más que revuelven el estómago. ¿Cómo se le puede hacer eso a alguien que te ha sido fiel durante toda su vida? Y digo bien, alguien y no algo, porque para mí los animales son como personas.
Por suerte la justicia ya se ha dado cuenta de ese problema y está endureciendo las leyes contra los que maltratan animales, aunque no dejen de ser multas, lo que no es nada en comparación con el daño que hacen. Yo los juzgaría como si maltratasen a personas, como a auténticos criminales, y si necesitan un tiempecito a la sombra para meditar en lo malos que han sido, yo no soy nadie para negárselo.
También hay gente que maltrata animales por diversión: peleas de gallos o de perros, niños que ponen petardos a perros o gatos callejeros, pueblos que en sus fiestas llevan vaquillas o toros a los que pegan, tiran al mar o les ponen fuego en los cuernos, pueblos donde tiran cabras desde lo alto de un campanario o atan a pollos a una cuerda con la intención de pasar por debajo y arrancarles la cabeza de un tirón, etc. Y por supuesto, mención aparte merece nuestra fiesta nacional, los toros, donde unos cobardes torturan de forma salvaje a un toro hasta darle una muerte cruel cuando el animal ya no puede con su alma. Estaría bien dejar a un torero vestido de rojo, corriendo en medio de la plaza y rodeado de toros bravos. Incluso ayer me sorprendió que hasta España ha llegado la caza del zorro, pues salió en las noticias un grupo de protectores de los animales que con silbatos y cazuelas hacían ruido para alertar a los zorros de la presencia de los cazadores sin escrúpulos. ¡Bravo por esos defensores de los animales! Pero no deja de ser sorprendente que ya no sólo las nuestras, también importamos nuevas formas de divertirnos maltratando animales. ¡Qué gente!
Para mí, los auténticos animales son las personas, pues los animales sólo atacan por instinto, para defender su territorio o para cazar porque tienen hambre, en cambio las personas maltratan y matan animales por puro placer. Creo que por desgracia, en el mundo en que nos ha tocado vivir merecen más la pena los pobres animalitos que la mayoría de las personas, pues son las personas las que siempre traman algo malo y si te pueden pisar, no dudan en hacerlo, los animales no.
Y bueno, con esto lo dejo ya por hoy, que me he extendido demasiado, pero es que el tema es indignante... Espero que mis palabras hoy tampoco me lleven a la hoguera y también espero que coincidáis conmigo en que quienes merecen el fuego purificador son las personas capaces de abandonar o maltratar a un animal indefenso. ¡Más dureza penal contra ellos!
¡Buenas noches!

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