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martes, 3 de junio de 2008

Actos salvajes de maltrato animal.

Hablaba yo ayer del síndrome de Noé y del maltrato animal, pero tal vez me anticipé, pues hoy me han asaltado varias noticias que tenían que ver con ello, en el caso de hoy relativas a perros.

Una de ellas proviene de Cataluña, de Sant Vicenç dels Horts, cerca de Barcelona, donde los mossos d'esquadra agentes rurales encontraron la semana pasada una perrera ilegal con nada menos que 113 perros. Ello de por sí no parece ilegal, sin embargo, cuando te cuentan que en cada minúscula jaula había hasta cinco o seis perros amontonados sobre sus propios excrementos, sí lo es. Pero se puede decir que estos eran los que tenían suerte, ya que otros estaban atados a cadenas de menos de metro y medio y presentaban heridas en las patas. Incluso había algunos que se encontraban dentro de maletas de transporte. ¿Merece lo mismo el dueño? Para mí sí.

Por supuesto los animales se encontraban mal alimentados y presentaban un aspecto penoso. Evidentemente su estado de salud era lamentable, ya que presentaban disfunciones gástricas, supongo que debidas a que el dueño los alimentaba con carne cruda y con agua que se encontraba ya verde.

Menos mal que aunque la ley de momento es muy flexible en estos aspectos, el dueño de la perrera no ha salido impune. Asistió con los agentes a la inspección y como ya tenía antecedentes por sucesos similares, fue denunciado por varias infracciones administrativas, de ellas algunas se sancionan con multas de hasta 2.000 euros. Aunque no me parece suficiente pena, ya que era un auténtico campo de concentración.

En su defensa, el dueño se atrevió a decir que todos los animales eran suyos y que los utilizaba para cazar. La verdad es que no sé qué es lo que cambia esta defensa, pero bueno. El caso es que los perros seguirán a cargo del dueño, incomprensiblemente, es como si a Hitler le dejasen con sus prisioneros, hasta que desde Medio Ambiente se decida su destino.

Pero esta noticia no es nada al lado de la otra, ya que los protagonistas son unos auténticos animales salvajes, y no me estoy refiriendo a los perros precisamente...

La protectora de animales de Carcaixent, en Valencia, ha sufrido a lo largo de su historia diferentes asaltos, pero el del jueves pasado es tan brutal, que los autores merecen que les hagan lo mismo.

En los anteriores asaltos había llegado a morir algún perro porque los asaltantes abrían las jaulas y los perros se peleaban con funestas consecuencias para algunos. Los encargados de la protectora tienen previsto encontrar urgentemente un hogar para la centena de perros que les quedan y empezar de cero en otro lugar que cuente con unas instalaciones acondicionadas, ya que donde se encuentran no están seguros ni los perros ni. Tampoco hay luz ni agua y no tienen dinero para contratar vigilancia, ya que económicamente se sustentan únicamente con la cuota de sus asociados.

Fue por la noche del pasado jueves cuando unos salvajes humanos asaltaron la protectora, abrieron varias jaulas y se llevaron a tres perros. A uno lo tiraron por las vallas de la protectora, a otro lo dejaron suelto por los alrededores por lo que fue encontrado, pero con el tercero, que era perra, se encarnizaron. Tal vez el animal había hecho algo para merecer ese final...

La perra fue encontrada en la tarde del viernes. En sus patas presentaba marcas de haber sido atada con alambres. Además, habían abusado sexualmente de ella, ya que le habían introducido una fruta en el orificio anal y por último le habían golpeado la cabeza hasta matarla.

Sin duda, la perra había llevado una auténtica vida de perros, pues nació en una perrera malagueña hasta que alguien la adopto para tenerla atada con una cadena en su chalet hasta que la abandonó, para recabar finalmente en esta protectora.

Me gustaría que pudiesen encontrar a los causantes de esta canallada y aplicar la máxima pena que permite el actual Código Penal, en un artículo del cual se recoge que: "los que maltrataren con ensañamiento e injustificadamente a animales domésticos causándoles la muerte o provocándoles lesiones que produzcan un grave menoscabo físico serán castigados con la pena de prisión de tres meses a un año e inhabilitación especial de uno a tres años para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales". No sé si será suficiente la pena, pero me temo que los autores se librarán de ella por no haber testigos ni pruebas que los vinculen al suceso.

Hoy que el Congreso ha aprobado que exista un fichero de pederastas para que no se repita lo del caso Mari Luz, tal vez deberían plantearse confeccionar nuevos ficheros de maltratadores tanto de mujeres como de animales. Si Mari Luz hubiese aparecido con los signos de violencia que apareció esta perra, menos mal que no, toda España se habría llevado las manos a la cabeza. Pero a pesar de no ser humana, la perra en cuestión era tan inocente como esa pobre niña.

Con la tristeza de saber que por siempre se va a seguir maltratando a inocentes me despido por hoy. Espero que mis palabras tampoco me lleven hoy a la hoguera, ya que quienes merecen el castigo del fuego purificador son esas personas que tienen poco de humanas, por maltratar a los animales de una forma que los animales nunca harían con ellos. ¡Ojalá los culpables tengan la suerte de encontrar la horma de su zapato!

¡Buenas noches!

lunes, 2 de junio de 2008

¿Amor excesivo a los animales o maltrato? El síndrome de Noé.

Hoy he mantenido una conversación bastante curiosa acerca de cómo se deben tratar los animales. Hay personas a las que les da mucha lástima ver a animalitos, como gatos o perros, abandonados a su suerte. Algunos de ellos los recogen y se los llevan a casa con la intención de cuidarlos, pero claro, si se encuentran a un gato famélico hurgando entre los restos y la suciedad de la basura cada vez que salen de casa, no lo van a recoger. Pues hay personas que sí lo hacen. Por tanto, no todo el que tiene animales en su casa es un auténtico amante de los animales.

Cuando una persona no sabe ver que ya tiene demasiados animales en casa y todavía va reclutando a los animalitos abandonados que ve por la calle, sin darse cuenta de que ya no los puede mantener en perfectas condiciones, sin duda tiene una enfermedad mental, a la que los expertos han llamado el síndrome de Noé. Yo desconocía su nombre, pero con pensarlo sólo un poco se ve que es bastante acertado, ya que posiblemente Noé fue uno de los primeros maltratadores de animales sin tener conciencia de ello, lo era por “mandato divino”.

El síndrome de Noé resulta ser una patología que lleva al enfermo a acumular en casa un número enorme de animales de compañía a los que no puede dar una atención no ya adecuada, sino incluso mínima. Esto es: ni alimentación, ni agua, ni alojamiento, ni atención veterinaria, ni, por supuesto, condiciones higiénicas.

El problema es que el enfermo no se da cuenta de que sus animales están mal, ni incluso ante peligrosos niveles de desnutrición, deshidratación, infestación parasitaria, proliferación de enfermedades, ataques entre los animales, canibalismo y cría incontrolada. Lo peor del caso es que todo ello se da en su propia casa normalmente, que se reduce a un espacio lleno de cosas, orinas y heces. ¡Seguro que el Arca de Noé olía bien!

Los “expertos”, (en otras ocasiones ya he expresado mi opinión acerca de la exactitud de la psicología y de la psiquiatría), consideran este trastorno como una variante del síndrome de Diógenes, una enfermedad mental, la cual yo sí conocía, que consiste en la acumulación en el domicilio de enormes cantidades de basura sin finalidad aparente.

Esta variante se aplica al caso de acumular diversos animales, ya sean domésticos, silvestres o exóticos, aunque normalmente son gatos, en cantidades exageradas para el espacio disponible y sin poder atenderlos con las mínimas condiciones exigibles, normalmente en condiciones insalubres para dueño y animales. Ahora me viene a la cabeza el episodio de los Simpson en que una viejecita con cara de chiflada vivía rodeada de gatos que le lanzaba a la pobre Lisa, sin duda la viejecita en cuestión padecía el síndrome de Noé.

Creo que es muy importante dejar claro que los afectados por este síndrome de Noé, en ningún caso son amantes o personas preocupadas por los animales, más bien al contrario, aunque sea de forma inconsciente, ya que aunque acogen a los animales en su casa, normalmente, no lo suelen hacer por compasión, y por supuesto, no se ocupan del bienestar de esos animales. Son personas que hacen lo que hacen porque están enfermas.

Estos enfermos no se dan cuenta de que cometen un grave error al acoger a tantos animales, ni tampoco de que su entorno se encuentra francamente deteriorado por la presencia de tantos animales, que evidentemente lo pasan muy mal en esa situación. Y supongo que en su mente deben creerse los auténticos salvadores de los animales, aunque en muchos casos no se enteren de que algún animal ha muerto en su casa.

¿Y qué causa este síndrome de Noé? Pues los especialistas, a pesar de mi opinión negativa sobre ellos, dicen que puede estar provocado por un trastorno obsesivo compulsivo (¡menuda novedad!) o por un estado psicótico (¡nada nuevo bajo el Sol!). En ambos casos coincido con ellos en que se trata de enfermos que deben ser tratados inmediatamente, tanto por su bien como más aún por el de sus animales, por especialistas en Salud Mental, ¡y qué Dios los pille confesados!

Si otro día he de continuar esa conversación, al menos ya sabré de qué me están hablando exactamente y cuando me digan que en el futuro lo padecerán, podré decir que espero que no, pues la persona que me lo ha dicho es una gran amante de los animales e imaginarla convertida en maltratadora al final de sus días no le queda bien.

Quiero dejar muy claro que una persona que padece el síndrome de Noé es una persona que maltrata a los animales, si bien lo hace por padecer una enfermedad mental, sin darse cuenta de ello. El caso contrario son los que maltratan a los animales con plena conciencia de ello, como por ejemplo los amantes de “los toros” o los cazadores que tras finalizar el periodo de caza apalean y ahorcan a sus perros.

Con esta reflexión me despido por hoy, muy seguro de que mis palabras me deben llevar a la hoguera, a no ser que sea porque el tema no os ha interesado en absoluto. En mi opinión los que merecen el castigo del fuego purificador no son quienes padecen el síndrome de Noé, aunque sean maltratadores, ya que como he dicho lo son sin darse cuenta, sino las personas que puedan saber de casos y no los denuncien por lástima, pues así le están haciendo un enorme daño al enfermo y sobre todo a sus animales. Por supuesto también merecen ese castigo todos los maltratadores de animales que lo hacen porque quieren, ya que son unos auténticos salvajes cuya vida vale menos que la del animal que maltratan, sobre todo porque éste nunca lo haría al revés.

¡Buenas noches!

sábado, 1 de marzo de 2008

Todos los sin papeles a presidio.

Podéis estar tranquilos, que no es que me haya vuelto loco y recorra mis venas la doctrina xenófoba de Rajoy. Pero es que tal y como está la ley, cuando alguien no tiene papeles no se le puede contratar para trabajar. Tal vez, como yo, pensabais que esto se refería únicamente a los inmigrantes ilegales, pero no, también hay ciudadanos españoles que no tienen papeles y están cometiendo el grave delito de trabajar. ¿Qué no puede ser? No seáis incrédulos, tan sólo hay que extender el concepto de ciudadano a todo bicho nacido en España, como por ejemplo, una cabra.
Y es que hoy me he enterado de que el pasado martes en la localidad de Santurce, una cabra fue arrestada por trabajar sin papeles. Supongo que la pobre cabra al no entender el castellano no se enteró de que debía legalizar su situación. Así pues, no sólo las personas deben tener papeles, también los animales, pues claro, faltaba más, ya sabéis mi opinión de que la mayoría de animales son más humanos que las personas, por tanto si quieren trabajar, que no lo hagan en la clandestinidad y obtengan sus papeles.
¿En qué trabajaba la cabra? No era como asesora de la campaña electoral de ningún partido, pues una eminencia así haría ganar al partido que asesorara, no, eso no estaría bien. Se dedicaba al mundo del espectáculo, al mundillo de la farándula, como Javier Bardem, pero sin la posibilidad de ganar un Óscar, una pena, porque la cabra seguro que actuaba de cine...
Todos recordaréis una cantidad de oficios que han ido desapareciendo de nuestros pueblos: el afilador que llevaba su máquina de afilar sobre una moto y tocaba una armónica de juguete, el vendedor de arrope y calabazote, y ¡cómo no!, el espectáculo de la cabra. No me digáis que no lo recordáis...
Consistía en que un señor tocaba música, normalmente un pasodoble, con su trompeta, mientras que otro hacía subir a una cabra por una escalera de baja altura, lo que el animal con gran obediencia conseguía ante la admiración de todos por tamaña hazaña. Solía haber algún humano más miembro del grupo que se encargaba de pasar una gorra para que el publico asistente a tan espectacular demostración depositase en ella unas pesetillas con las que los autores del espectáculo podían seguir viviendo.
Ahora la cosa ha cambiado, ya no suele haber un señor tocando la trompeta, hoy en día toca un organillo cutre, aunque sigue tocando pasodobles o música pachanguera mientras la cabra sube por la escalera y el otro recauda ahora algunos eurillos.
Pero este martes, la unidad específica de delitos de trabajadores ilegales, esto es, la Policía Local de Santurce, se topó con el espectáculo en plena calle y un policía le dijo a la cabra: ¡a ver decumentasión! Y la pobre cabra compungida miró a su dueño con cara de pena para comprobar que él no tenía los papeles. ¡Snif, snif! ¡Qué situación tan triste!
El problema es el de siempre, que ignorar una ley no exime de su cumplimiento. Así los dueños de la cabra, y por supuesto la propia cabra, ignoraban que en Santurce hay una ordenanza municipal que prohíbe esos grandes espectáculos en plena calle, si el animal, me refiero a la cabra no al dueño, no tiene los certificados sanitarios en regla, lo que ocurrió en este caso.
En estas imágenes podemos ver el momento de la detención, tras la discusión del dueño de la cabra con el agente, sin que la cabra se queje de nada consciente de que la han pillado sin papeles. Tras un intento de los dueños de realizar una jugada de escape, el agente se hace con la cabra, pero por si hay problemas para enchironar a la cabra, se ve obligado a llamar a los cuerpos especiales, esto es a los trabajadores de la perrera municipal, que tras echarle el lazo suben a la cabra, que no opone ninguna resistencia y se despide de su dueño, a la parte trasera del furgón celular y la llevan a la perrera, donde tendrá como vecinos de celda a unos perros que no entenderán como una estrella del espectáculo ha sido detenida por bailar sin papeles teniendo nacionalidad española.
En la perrera, la pobre cabra, se pregunta si su dueño preferirá poner sus papeles en regla o le resultará más barato hacerse con una nueva cabra para su espectáculo. Así pasará la noche con dificultades para dormir porque no tiene claro si volverá a ver a su dueño, y si es así, ¿cuál será su destino? Además, como no domina el castellano, ni por supuesto el euskera, no sabe cómo explicar que tiene derecho a una llamada, pues así lo ha visto en las pelis de policías y ladrones. La intención de su llamada no es otra que la de avisar a su amiga la cabra de la Legión, ya que dentro de unos meses deberá desfilar por Madrid, para que ponga sus papeles en regla.
En fin, está claro que la ley está para cumplirla, pero la Policía debería dedicarse en cuerpo y alma a resolver delitos mayores y devolver la seguridad ciudadana que poco a poco vamos perdiendo. Pero fijaos en una cosa y es que la detención de la cabra se produjo a fin de mes, que es cuando los agentes multan a diestro y siniestro para que les cuadren sus cuentas. Yo los he visto actuar en Novelda, sin ir más lejos, estacionando su coche con luces de emergencia encima de un paso de peatones para poner una multa a otro coche que alguien había estacionado en otro paso de peatones, también dejando puestas las luces de emergencia. Incluso una vez vi a dos agentes de policia venir lentamente en su coche porque veían que el portero de un pub estaba dando una paliza a un adolescente que pretendía entrar al pub en estado de embriaguez. El coche venía despacito, casi sin hacer ruido, supongo que con la intención de que nadie los viese y pasar de largo, pero tuvieron mala suerte, porque el último puñetazo del portero le rompió la nariz al pobre adolescente y lo que es peor le hizo caer sobre el coche de Policía, por lo que no les quedó más remedio que bajar y actuar. Y es que claro, un portero musculoso y enfurecido da mucho más miedo que una dócil cabra, ¿verdad?
Y así lo dejo por hoy. Espero que mis palabras no sean merecedoras de ir a la hoguera y condeno al castigo del fuego purificador a los dueños de animales que no se preocupan de llevarlos al veterinario para tenerlos sanos y con los papeles en regla, a los dueños de animales que se aprovechan de su trabajo para obtener beneficios aunque para ello el animal deba aprender sus movimientos a base de palos y a los agentes de Policía que no tienen miedo de actuar en delitos menores pero que miran para otra parte cuando suceden cosas mucho más graves.
¡Buenas noches!