Ahora que estamos en el
mes de septiembre, aunque también suceda durante el mes de octubre, tienen
lugar ciertas animaladas tradicionales. En algunas de estas animaladas,
conocidas como borregadas o novatadas, estudiantes universitarios, a los que se
les supone un elevado nivel cultural, realizan bromas o auténticas salvajadas
para dar la bienvenida a los nuevos estudiantes de primer curso, tal como les
hicieron a ellos.
Estas animaladas tienen
lugar en los campus universitarios, aunque las más duras tienen lugar bajo el
amparo de los colegios mayores o residencias universitarias. Es común a todas
ellas la presencia de muchos veteranos, los que hacen las animaladas, que
ridiculizan, humillan, e incluso causan lesiones, a un pequeño grupo de novatos,
los que sufren las animaladas, por tradición claro. Además, cabe señalar que
las animaladas más salvajes se producen cuando el novato es solo uno enfrentado
a una multitud de veteranos, pues estos convertidos en auténtica turba se
sienten poderosos al enfrentarse cobardemente a un único novato, es ahí cuando
son realmente sanguinarios.
Algunas animaladas que
recuerdo tenían cierta gracia. En una, el gran grupo de veteranos llevaba a
algunos novatos a un pub de moda, lleno a reventar, y les obligaba a quedarse
en ropa interior para ponerlos a bailar encima de la barra. Si esto no parecía
suficiente a los veteranos, también les pedían a los novatos que, así en ropa
interior como estaban, se declarasen a alguna persona del pub de sexo opuesto,
con la correspondiente vergüenza. En otra que recuerdo, un novato se metía en
la ducha y cada cierto tiempo debía sacar la cabeza por encima de la mampara a
la vez que gritaba: ¡Cucú! En ese momento, los veteranos le lanzaban bolas de
papel higiénico mojado a la cara, por supuesto a toda velocidad, que dejaba al
novato bien dolorido, era muy graciosa sí… Otra que recuerdo consistía en dejar
caer una moneda por una pared y el novato debía impedir que la moneda cayese al
suelo dando un cabezazo y atrapándola entre cabeza y pared. El resultado de
ésta también era muy gracioso, pues el novato acababa con un buen chichón y a
veces dejaba marcas de sangre en la pared, lo que hacía que la turba de
veteranos celebrase más aún el golpe. Y es que algunos veteranos son muy
sanguinarios, les encanta la sangre y ver padecer dolor al novato, como se verá
en otras animaladas que recuerdo, y que contaré a continuación. Ninguna de ellas
es inventada y todas, por salvajes e ilegales que parezcan, se continúan realizando
amparadas en que son tradición.
Una animalada más es la
siguiente: un buen número de veteranos llevan a un solo novato, atemorizado
evidentemente, a un lugar del que no pueda salir. Los veteranos se pertrechan
bien y rodean al novato cobardemente, puesto que éste no puede defenderse y
llegar a la protegida posición de los veteranos, quienes con una especie de
cerbatanas lanzan al novato cientos dardos de papel con un clavo en su
interior. Evidentemente, los veteranos lanzan con fuerza y los dardos se van
clavando en el novato, que se retuerce de dolor, y más aún si se le clavan en
los ojos, en la boca o en otras partes sensibles. El desenlace suele ser que el
novato acaba muy malherido y queda incapacitado para finalizar sus estudios,
por lo que en un acto de pura humanidad se le apuñala o se le pega un tiro para
darle muerte. Ciertamente otra animalada graciosa…
Otra animalada
corriente en estas fechas consiste en llevar a un solo novato entre cientos de
veteranos al campo, como si fuesen a obsequiarle con una excursión, pero el
novato es listo y algo se huele ya al salir. Los veteranos pueden ir a pie o si
son muy cobardes a lomos de un caballo, pero todos ellos, llegado el momento,
sacan lanzas para hacer su animalada. Uno a uno cada uno de los veteranos va
pinchando con su lanza al novato, o bien tiran su lanza para clavársela,
mientras los restantes vitorean cada pinchazo. Al final uno de los veteranos
consigue clavar su lanza en el novato y que éste se derrumbe en el suelo sin
fuerzas para vivir. Se le remata en el suelo y al veterano que clavó esa lanza
se le trata como héroe llegando incluso a darle como trofeo cierta parte
pudenda del novato. Cada vez son más graciosas las animaladas, ¿verdad?
No todas las animaladas
que recuerdo acaban en muerte del novato. Hay una consistente en dejar a un
solo novato por la calle mientras una muchedumbre de veteranos exaltados le
persigue. Si al novato no le da un ataque al corazón ante tal susto debe
soportar como los veteranos le tiran piedras u otras cosas, le escupen, le
pegan cuando pasa cerca de ellos o le estiran fuertemente de sus extremidades
causándole dolor. Esta animalada también presenta una evolución que consiste en
realizar lo mismo pero anudando una cuerda al cuello del novato, sin que haya
posibilidad de ahogamiento, pues se acabaría la diversión para los cobardes
veteranos. Se realiza por parte de los veteranos lo mismo que se ha explicado
arriba, pero mientras otros veteranos sujetan la cuerda para que el novato no
pueda escapar. Incluso si se ve que el novato está cansado se puede tirar de la
cuerda para hacerle correr o arrastrarlo si no corre. No hay duda de que son
unas animaladas llenas de diversión.
Pero también hay
animaladas que se realizan con agua. En algunos campus costeros los veteranos
hacen ir al novato al puerto y lo dejan encerrado en el muelle, rodeado de una verja excepto
por la parte que da al mar. Entonces los veteranos empiezan a insultar al
novato y a hacerle perrerías para que les persiga, si es necesario y lo ven
pacífico incluso estiran de él. ¿Y con qué fin? Pues para que el novato les
persiga, ya fuera de sí, y caiga al mar sin darse cuenta. La verdad es que en
semejantes animaladas nunca ningún veterano preguntó al novato si sabía nadar,
por lo que a veces la cosa acaba con la muerte del novato por ahogamiento en el
mar o porque simplemente le da un ataque al corazón al verse en el agua sin saber
nadar. Las animaladas acuáticas resultan especialmente graciosas…
Otro tipo de animaladas
no tienen que ver con el agua, sino con el fuego y para que sean más vistosas
se realizan de noche. Éstas tienen tanta gracia que no puedes verlas sin reír. Por
lo general en esta animalada un grupo de veteranos inmoviliza a un solo novato y
fija un artefacto metálico a su cabeza. A ambos lados del artefacto colocan una
especie de bolas, también metálicas, que no son más que unos recipientes que
portan en su interior un líquido inflamable. A continuación, los veteranos le
pegan fuego a las bolas y sueltan al novato, que evidentemente sale a correr
como alma que lleva el diablo, asustado por el fuego que lleva en su cabeza.
Pero lo único que consigue así el novato, aparte de entrar en pánico, es que el
fuego se avive, y caiga sobre su cuerpo, sobre su cabeza, sobre su cuello,
sobre su espalda… No contentos con ello, algunos veteranos también lanzan
petardos al paso del novato que corre, por si aún no está suficientemente
estresado. El resultado de esta animalada suele ser que el novato acaba con
notables y dolorosas quemaduras sobre su cuerpo, por lo que algunas veces lo
más humano resulta ser rematarlo aunque no pueda finalizar sus estudios.
Llegados a este punto
se puede pensar que esto son invenciones mías o que de ser cierto deben ser
cosas que sucedieron en la antigüedad, donde la gente era más salvaje, o en
países tercermundistas con leyes muy permisivas, pero nada más lejos de la
realidad: esto sigue sucediendo hoy día y también en España. Es más, tiene
mucho seguimiento en la mayoría de medios de comunicación y el pueblo idolatra como
auténticos héroes a los veteranos que realizan estas animaladas, como quedará
de manifiesto en la última que voy a contar.
La animalada más famosa
consiste en hacer salir a un solo novato, aunque cuando acaben con ese uno irán
saliendo más individualmente, a una plaza circular. Una multitud de veteranos
se encontrará sentada en unas gradas a su alrededor para ver tan agradable
espectáculo y vitorear a los veteranos que hagan la animalada. Algunos
veteranos tratarán de marear al novato, ya solo por el hecho de estar ahí
asustado y estresado, y lo harán correr para ir cansándolo. Luego le irán
clavando una especie de lanzas en su espalda para ir dejando sin fuerzas al
novato, que también empezará a sangrar, lo que será vitoreado por la multitud.
Por si eso fuera poco también habrá un veterano a caballo que clavará una gran
lanza en la espalda del novato repetidas veces y procurando hacer el mayor daño
posible. Y por último, aparecerá el veterano más ovacionado, que tras marear un
rato más al pobre novato, tratará de darle muerte clavándole una espada en su
nuca. Si esto falla lo seguirán intentando con otras espadas o cuchillos hasta
que el novato acabe muerto del todo, ante la enloquecida ovación de los
veteranos de las gradas. ¿Verdad que esto es gracioso? ¿Verdad que son
animaladas divertidas?
Bueno, como habrá quedado
claro, después de las tres primeras animaladas, que sí eran novatadas, no es de
universitarios de lo que estoy hablando, sino que hablo de novatos que no son
otra cosa que toros, y de veteranos que no son más que toreros o taurinos, en
definitiva unos sádicos torturadores de animales. Estoy seguro de que tal y
como lo describo en el artículo, torturando y matando a un novato, es decir a
una persona, hasta al más acérrimo de los taurinos sentiría asco al imaginarlo
y pediría una ley que prohibiera semejante prácticas. Pero claro, cuando se
hace con un toro, es otra cosa, solo es un animal, no tiene derechos, por lo
cual está permitido torturarlo y matarlo de forma cruel. Desde mi punto de
vista, la gente que tortura y mata así a los toros, o a otros animales, y
también la gente que acude a ver semejantes espectáculos, son mucho más
animales que los propios animales, es por eso que hacen animaladas, pues no son
más que unos salvajes. Para mí esta gente no tiene ningún valor, el animal es
mejor persona que ellos, pues nunca les dañaría sin ningún motivo.
Entre las animaladas
que he repasado, además de las corridas de toros, se encontraban el toro
embolado, el toro a la mar, las vaquillas, el Toro de Coria y por supuesto el Toro
de la Vega, el de las lanzas, en Tordesillas. Sobre éste último, los políticos
de Izquierda Plural presentaban hoy una iniciativa para la abolición del Toro
de la Vega. Iba a recibir el apoyo de todos los grupos políticos a excepción de
PP y PSOE, con lo cual iba a ser tumbada. Tras debatirlo parece ser que
Izquierda Plural y PSOE han pactado una propuesta legislativa más general,
eliminando del texto el Toro de la Vega, y pidiendo una legislación que evite
el maltrato animal en los espectáculos y festejos en España, que imagino que no
saldrá adelante porque el rodillo de la mayoría absoluta del PP está en contra.
Como también imagino que el interés por parte del PSOE de que no se citase
explícitamente el Toro de la Vega, se debe a que el ayuntamiento de Tordesillas
está gobernado por el PSOE.
Así son nuestros
políticos, si les da igual que mueran personas de hambre, que mucha gente se
quede en paro y que muchas personas pierdan su casa, ¿qué les va a importar lo
que le pase a un toro que no es más que un animal? Para ellos el mundo taurino
trae votos, que es lo único que les interesa, por ello no pueden terminar con
ese maltrato y con esa tortura. Alegan que mucha gente perdería su trabajo,
cuando son solo unos pocos los que viven del mundo del toro y más si lo
comparamos con la cantidad de parados que hay ya en España. Y lo que es peor
tanto políticos como taurinos afirman que este tipo de tortura es un arte, que
es cultura y que es una tradición que hay que conservar. Yo no veo nada
artístico en maltratar así a un toro, y tampoco veo la cultura por ningún lado,
es más, creo que alguien que maltrata así a un ser vivo es tremendamente
inculto. Pero ya, que quieran conservar esta tortura amparándose en la
tradición es más que lamentable. No porque algo sea una tradición significa que
esté bien, ya que de ser así podríamos resucitar algunas tradiciones que han
quedado en el olvido y aplicarlas a estos taurinos defensores del maltrato
animal como por ejemplo la guillotina, la lapidación, el garrote vil, o, lo que
es más propio de mi blog, quemarlos lentamente y con sufrimiento en la hoguera.
Y tras escribir este
extenso artículo, me despido sabedor de que mis palabras deberían llevarme a la
hoguera en opinión de esos taurinos maltratadores de animales y de los taurinos
que los defienden. Pero yo me siento muy satisfecho de haber soltado lo que
llevaba dentro y tengo muy claro que los que realmente merecen el castigo del
fuego purificador son los políticos que no legislan en contra de estas
animaladas, los defensores de estas torturas que disfrutan viendo como sufren
los toros, y, por supuesto, los toreros y demás torturadores y asesinos de
toros que llevan a cabo las animaladas descritas. ¡Ah! Y no me olvido de hacer
otra pequeña hoguera para esos veteranos universitarios que humillan y
maltratan a unos asustados novatos, puesto que aunque me hayan sido de utilidad
en mi metáfora, las novatadas son otras animaladas que deberían desaparecer.
¡Buenas noches!
1 comentario:
Otra!!!! Otra!!!
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