Bienvenida a todo el mundo

Desde aquí doy la bienvenida a todo el que desee leer mis opiniones en un lugar donde la indiferencia no tiene lugar.
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lunes, 21 de abril de 2008

De religiones, obispos bocazas y danza de la lluvia.

Parece ser que la Iglesia nunca aprende, siempre les gusta meterse en temas que no les incumben con lo que cada vez resulta más evidente la asociación entre la Iglesia y el Partido Popular.

Pero uno cosa os digo, desde aquí, mi blog escribo para esa minoría que tiene el suficiente cerebro de discernir la verdad de la mentira, lo justo de lo injusto, vamos, que tienen un cerebro y lo usan para pensar.

La Iglesia por desagracia se cree en posesión de la verdad absoluta sobre todos los temas y no saben lo muy equivocados que andan en algunos de esos temas. Yo sin embargo en mi blog, tan sólo doy mi opinión, que evidentemente es tan mía como la pueda ser la de un obispo (sí, con minúsculas) cuando habla. Sin embargo, lo que yo digo tan sólo me representa a mí, y no a toda una comunidad católica, de la que un obispo es uno de los máximos representantes, el máximo de su diócesis.

Lo que yo quiero cuando vierto aquí mis opiniones, como muchas veces digo, es no dejar indiferente a nadie, ya sea a favor o en contra, pero mi intención es haceros usar un poco la materia gris y ayudaros a que os forméis vuestra propia opinión sobre los temas que trato, nunca ha sido mi intención sentirme una especie de Ayatolá que trata de imponer sus pensamientos, al contrario, me gustaría establecer debates intensos...

Sin embargo los obispos sí son Ayatolás, imponen su manera de pensar sobre temas que no les corresponde, ya que se deberían limitar a impartir la doctrina cristiana y poco más (ya hablé de sus funciones en otro artículo), y lo hacen desde su púlpito manejando a su antojo las mentes de los que abajo les escuchan.

Toda esta palabrería me sale del alma como consecuencia de haberme enterado del sermón que dio en su homilía el obispo de la Diócesis de Cartagena este fin de semana, en la que en lugar de propagar la doctrina cristiana se puso a hablar de política. Claro que hay que considerar que su auditorio venía predispuesto a escuchar esas palabras.

Este obispillo se puso del lado de los regantes y pidió, así sin más, como si fuese alguien importante en nuestro laico o aconfesional país, al Gobierno de España que trasvase agua a la cuenca del Segura.

Tal vez este buen señor no se da cuenta de la enorme crispación que existe entre las diferentes comunidades autónomas por el tema de los trasvases de agua, o tal vez le guste y por ello desee crear mucha más, ¡quién sabe!

Pero, ¿dónde pronunció su homilía? Pues fue en la localidad de Calasparra durante la misa organizada por el Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura, en el Año Santo Jubilar como rogativa a la Virgen de la Esperanza para que lloviese.

Yo no sé a vosotros queridos lectores, pero a mí eso de hacer misas para que llueva, o sacar a los santos en procesión para lo mismo, me suena de lo más pagano. Es semejante a la danza de la lluvia que bailaban cantando los extinguidos indios norteamericanos, o a las ofrendas que se hacían en las religiones politeístas, ya fuesen escandinavas, romanas o griegas, por ejemplo, en la que cada uno le pedía a su dios lo que quería. Ahora se le pide a Dios en una misa que llueva para tener agua para regar, ¿dónde está la diferencia?, ¿acaso Dios no tiene otra cosa mejor que hacer que inmiscuirse en el clima del sureste español y en la política hidrológica? En fin, por cosas como esas y peores yo dejé de ir a misa, ya que no escuchaba la palabra de Dios, sino la de un cura (obispillo en este caso) manipulador de mentes aborregadas que dicen a todo: ¡Amén!

Este obispillo de pacotilla dijo a los 7.000 regantes asistentes tanto de Murcia como de Alicante, Almería y Albacete que el agua es el bien de subsistencia básico y no se puede negar a nadie. Sobre ello estoy de acuerdo. El agua potable es un bien indispensable y que se debería hacer llegar a todo el mundo, incluido el tercer mundo claro, al que también le falta comida, pero eso a este obispillo plin, nunca donará sus tesoros para sufragar canalizaciones de agua o reparar parte de la hambruna.

No contento con eso, se atrevió a decir que: "Eso nos lo enseña la Iglesia y su regla de oro es que hay que amar al otro como a uno mismo. Si España se empeña en negar esa regla de oro, la convivencia es imposible y esto se convierte en una selva". ¡Válgame Dios! ¡España es una selva! Y lo es por culpa de no seguir la doctrina de Cristo en cuanto a la política del agua, ¡qué insensatez! Todo vale para crispar más la situación.

El clero es el primero que no ama al otro como así mismo, ya que mientras acumulan riquezas, sus feligreses no tienen dinero para agua ni para comida, ambas indispensables para vivir, pero eso sí, el vestirá de oro y púrpura por todas partes, ¡malditos hipócritas!

La Iglesia llegó a África y a Sudamérica a “evangelizar” a todos los indígenas paganos. En lugar de ello tal vez debieron tomar buena nota de lo que esos pueblos hacían con su entorno, esto es, cuidarlo, y traernos ese mensaje a los países desarrollados: aprendamos a vivir de los indígenas pues tienen el secreto del desarrollo sostenible. En lugar de ello “evangelizaron” a su manera arrasando poblaciones. Por supuesto, ha habido grandes misioneros que se comportaron civilizadamente y se integraron en sus comunidades prestando ayuda en lugar de conseguir católicos a la fuerza. ¡Benditos sean estos!

Como bendita fue el sábado por el obispillo el agua del río Segura que le llevaron en una vasija los regantes y pidió a la Virgen que intercediese por nosotros. También continuó explayándose sobre el asunto señalando que: “Ninguna región puede cerrar su corazón al resto y nadie puede blindar el agua en su territorio, como tampoco se puede blindar el aire. Antes de lo que puedan disponer las leyes están la dignidad de las personas y sus necesidades".

Estoy de acuerdo, el agua, el aire, el alimento, deberían ser bienes comunes para toda la población, y unos a otros nos los deberíamos prestar o dar cuando de alguno de ellos nos sobra, pero como ya he dicho otras veces los trasvases no son la mejor solución, ya que poco a poco se va secando toda España, ¿y qué pasará entonces? Como ya dije, yo apuesto por las desaladoras, pero bien estudiadas para que afecten lo mínimo a la zona en la que se construyen. ¿La razón? Muy sencilla, que el agua del mar es prácticamente infinita, a efectos de consumo.

El obispo consiguió lo que quería, aplausos, el apoyo del gobierno regional y el reconocimiento de los representantes del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura, cuyo presidente también pidió la ayuda de la Virgen, por ser la “única solución” para la situación caótica de los campos. ¿No tendrá nada que ver en esa caótica situación la sobreexplotación de los campos? ¿Ni la mala gestión del agua? ¿Ni la poca modernización de muchas de las técnicas de riego? ¿Ni la pésima cultura del agua que tenemos en esta zona? No, que va...

Si no llueve, y no hay agua, lo más lógico sería adaptar nuestros cultivos plantando especies que sobrevivan con poco agua y tratar de vivir de ellas, y no tomates, que necesitan mucho agua. Pero bueno, siempre quedan los campos de golf, que hay que regarlos poco...

Yo propongo una solución a estos agricultores que sólo acuden a Dios cuando tienen necesidad y no cuando todo va bien. Que abracen una religión pagana en la que yo sería el máximo representante. El diosecillo de mi religión actúa cada vez que yo le brindo una ofrenda como es lavar el coche, limpiar mi patio o limpiar mi balcón, obtengo una rápida respuesta en forma de lluvia, muchas veces con tierra, pero lluvia al fin y al cabo. ¿Qué decís agricultores? ¿Abrazamos el paganismo de mi diosecillo de la lluvia?

Sé que muchos de los que me leéis, dotados de materia gris, habréis sacado una conclusión lógica: este tío es un guarro, llueve poco porque lava poco el coche, pues en parte tenéis razón, aunque alguno de vosotros seguro que me superáis en guarrería, de alguno lo sé de primera mano, je, je.

Con estas palabras os abandono por hoy. Ciertamente hoy siento cercano el calor de las llamas, aunque nunca he querido ofender a Dios, pues mi diosecillo no existe. ¿Y Dios? Espero que me apoyéis a condenar al castigo del fuego purificador a ese obispo que se mete en temas sobre los que debería mantener la boca cerrada, ya que nunca predica con el ejemplo, y a los agricultores que sólo buscan cobijo en Dios cuando tienen necesidad, y no cuando todo va bien.

¡Buenas noches!

lunes, 3 de marzo de 2008

Sobre las Elecciones en la Iglesia.

A partir de hoy, como cada tres años, se reúne el plenario de la Conferencia Episcopal Española para abordar la elección de sus órganos rectores (a excepción del Secretario General que se elige por un periodo de 5 años) y de una manera muy destacada designar a su presidente. Así pues, esta semana no sólo se elegirá al Presidente del Gobierno Español, sino que también al Presidente de la Conferencia Episcopal Española. ¡Qué casualidad!
Pero hay una diferencia notable entre unas elecciones y otras, ya que en las Elecciones Generales puede votar cualquier ciudadano con nacionalidad española, yo puedo votar el 9 de marzo porque he nacido aquí. Por contra, en las Elecciones de la Conferencia Episcopal Española no puede votar cualquier miembro de la Iglesia Española, yo no puedo votar a pesar de estar bautizado, de haber comulgado y de estar confirmado, cierto es que en las edades en que eso me sucedió yo no era muy consciente de lo que estaba haciendo realmente... De todas formas, lo importante es que en esas elecciones sólo hay 78 personas con derecho a voto (66 obispos diocesanos, 10 auxiliares, el ordinario castrense y el administrador diocesano de Osma-Soria). La Iglesia es una institución muy democrática...
Al menos el conjunto de los feligreses, ¿podrá elegir a los obispos? La respuesta es negativa. En la antigüedad sí que era así, pero por problemas administrativos se cambió, dejando la elección sólo en manos del clero. Imagino que debe ser muy difícil que un domingo, cuando haya que elegir nuevo obispo, en todas las parroquias de su diócesis hubiesen urnas y papeletas para elegir entre todos los sacerdotes que quieran convertirse en el obispo de la diócesis, tomando como censo electoral todos los bautizados, vivos claro, de cada parroquia. Debe ser muy complejo sí. De todas formas, hoy en día a los obispos tampoco los elige el clero, sino el Papa, ¡hala, democracia total!, aunque puede ratificar a los que le vengan ya propuestos...
Así el Papa, como primer representante de Cristo (yo tampoco puedo votar para elegirlo), elige a los obispos, que serían los que encarnan el papel de los apóstoles hoy en día. Es por ello que cuando un sacerdote acepta su designación como obispo asume graves obligaciones y responsabilidades. Debe mostrarse solícito con los fieles católicos que se le confían, preocuparse de las obras de caridad en su diócesis, ha de fomentar las vocaciones sacerdotales y religiosas, ha de promover la santidad de todos los fieles, etc. El ser obispo también trae consigo un conjunto de renuncias que se asumen voluntariamente, como por ejemplo que en la ceremonia de ordenación episcopal se le pide al candidato que se consagre hasta la muerte al ministerio episcopal. Además, el candidato a obispo renunció anteriormente a formar una familia o a ejercer otra profesión distinta mejor remunerada, se comprometió a vivir con pobreza ejemplar, etc. Esto es algo que yo noto cada vez que veo a un obispo en una ceremonia o por la televisión, lo veo tan pobre, que me dan más ganas de echarles una moneda que a los mendigos que se ponen a pedir a las puertas de una iglesia...
Pero bueno, volveré al tema de las elecciones a su Presidencia, que se producirá entre hoy y mañana. Para presidente y vicepresidente son elegibles los 66 obispos diocesanos que tenemos hoy en día. Y para el resto de cargos, además de los diocesanos, también pueden ser elegidos los 10 obispos auxiliares que tenemos.
La elección es muy simple, mediante votación secreta, con papeleta. Pero eso sí, cada votación va precedida de una votación de sondeo, que sirve como información para todos los obispos. Digamos que se hace una encuesta electoral previa, je, je. Para poder votar, debe haber quórum, que es la mayoría absoluta de los convocados. En este caso, la mayoría absoluta de 78, es decir, 40. Para los cargos de presidente, vicepresidente, miembros del Comité Ejecutivo, miembros de la Comisión Permanente y presidentes de Comisiones Episcopales se necesita, para los dos primeros trienios, mayoría absoluta de los votos y mayoría cualificada, dos tercios, para el tercer trienio consecutivo. En este caso, como el presidente no repite trienio mayoría absoluta. Además, para cada elección, si en las dos primeras votaciones nadie obtiene la mayoría necesaria, se procede a una tercera votación entre los dos obispos más votados. Si en esta votación hubiera empate, resultaría elegido el de mayor edad. ¡Vaya criterio más democrático!
Por más que le pese a Llamazares, como en las Elecciones Generales, hay dos favoritos, el actual presidente Blázquez (de la línea moderada), y el expresidente Rouco (de la línea ortodoxa y dura). Hoy se llevará a cabo la votación de tanteo, que será un primer signo de la votación final prevista para mañana y una indicación sobre el reparto de fuerzas entre las dos corrientes o líneas citadas. Hoy también se verá, si desde el Infierno, digo el Vaticano, se ha dado alguna indicación o se ha dejado libertad a los obispos. Libertad que no tengo claro que sea del todo absoluta, pues habrá que ver cómo pesará en la decisión de los obispos el clima de confrontación entre la Conferencia Episcopal y el Gobierno desde que publicaron sus mandamientos electorales.
Habrá que ver qué deciden los obispos. Si conviene a la Iglesia continuar con la línea conciliadora de Blázquez en la presidencia o una postura más crítica y firme como la de Rouco. Para mí sería una sorpresa que no saliese el extraduro Rouco.
Pero para ayudar a los obispos a elegir presidente, y de igual modo que se atrevieron a hacer ellos. Yo desde aquí propongo mis DIEZ MANDAMIENTOS ELECTORALES EPISCOPALES:

1. Que el elegido se comprometa a respetar el artículo 16.1 de nuestra Constitución que garantiza a todos los españoles la libertad ideológica, religiosa y de culto.
2. Que el elegido proponga al futuro Presidente del Gobierno la eliminación de la casilla de asignación tributaria a la Iglesia del IRPF, por ir contra el artículo 16.2 de la misma Constitución, ya que marcar o no la casilla te obliga a declarar sobre tus creencias.
3. Que el elegido acepte el carácter laico o aconfesional de nuestro Estado, con todo lo que lleva consigo. Ya que lo contrario, conlleva privilegios, económicos incluidos, y discriminaciones de unas confesiones, sobretodo la suya, respecto de otras porque eso se traduciría en desigualdades entre la ciudadanía.
4. Que el elegido acepte la igualdad de todos los españoles ante la ley (homosexuales, mujeres, etc, incluidos) sin discriminar a nadie por sus creencias religiosas. Es más, que promulgue una Ley de Libertad Religiosa.
5. Que el elegido proponga al Vaticano, que nadie pueda ser bautizado antes de su mayoría de edad, cuando ya se le supone capacitado para tomar sus propias decisiones. Y que reconozca como consecuencia que nadie tiene hoy en día la culpa del "pecado original".
6. Que el elegido acepte el derecho que tienen los padres a formar a sus hijos de acuerdo a sus propias convicciones religiosas y morales. Por tanto que proponga la desaparición de la asignatura de Religión del currículo educativo español. Y que mientras desaparece, acepte que el profesorado de Religión no sea elegido a dedo por los obispos y pagado por todos los españoles. Y por supuesto, que haga desaparecer el concierto educativo para sus colegios e institutos, o en caso contrario acepte que el profesorado de dichos centros salga de oposiciones o bolsas de trabajo oficiales.
7. Que el elegido acepte perder los privilegios y presencia de la Iglesia en las instituciones y organismos del Estado.
8. Que el elegido proponga tanto al Estado Español como al Vaticano la derogación del Concordato, por ser anticonstitucional y contrario a la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
9. Que el elegido haga caso de la doctrina de la pobreza de Cristo y reparta la máxima cantidad posible de los bienes de la Iglesia, para paliar las desigualdades sociales y la hambruna mundial.
10. Que el elegido acepte la separación entre Gobierno e Iglesia. Por tanto que ningún día se atreva a aconsejar a la ciudadanía a qué partido deben o no votar. Es más, que pida al resto de obispos y a todos los sacerdotes que nunca pidan el voto a ningún partido para ningunas elecciones en plena misa, como ya ha ocurrido en ocasiones. Y que insista en que todos sus sacerdotes respeten la jornada de reflexión electoral en sus sermones dentro de las misas, como la de este sábado, y más aún que respeten en sus misas la jornada electoral.

Ciertamente se me ocurren muchos más, ¿y a vosotros? Aunque me pasa lo mismo que le ocurrió a los obispos con sus mandamientos electorales, y es que ningún obispo los va a cumplir, por lo que realmente sirven para pedir el voto en blanco.
Pero bueno, aquí lo dejo por hoy esperando que la Conferencia Episcopal entre en mi blog, ya sabéis que el Papa ya lo hizo, y haga caso al menos de estos diez mandamientos para elegir a su nuevo presidente. Me despido consciente de que mis palabras de hoy me llevarán a la hoguera, aunque los que deberían recibir el castigo del fuego purificador son los obispos por permitir los privilegios que recibe su Iglesia en nuestro país y por no respetar los derechos de todos los españoles.
¡Buenas noches!