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miércoles, 20 de mayo de 2009

Sillones: ese oscuro objeto de deseo.

No es que hoy haya ido a una tienda de muebles y pretenda hacer publicidad sobre los objetos de sus catálogos, nada más lejos de la realidad, sino que lo que voy a hacer hoy es disertar sobre la capacidad que tienen algunos sillones para gobernar el cuerpo y el alma de la mayor parte de los dueños de los traseros que cómodamente se aposentan en ellos.

Esparcidos por el mundo, en multitud de salas, y dispuestos normalmente en filas se encuentran los sillones de los que pretendo hablar. Son unos sillones que están tapizados con una tela muy especial, ya que presenta unas virtudes muy destacables. Una de las más importantes, es que entre los materiales con los que se elabora esa tela, se encuentra un potente adhesivo que, como si de dos quarks unidos fuertemente por sus gluones, impide que el trasero propietario del sillón se aleje durante mucho tiempo de él, ya huela mal o bien…

Otra de sus mejores propiedades es que están dotados de un material genético, que es capaz de cambiar el ADN de los cuerpos que se encuentran sobre los traseros que los usan, pero de forma que cambian totalmente su personalidad. Sucede que normalmente los usuarios de estos sillones son personas muy honradas y honestas, que se desviven por trabajar por el bien de todos sus congéneres, pero siempre antes de depositar sus traseros sobre los sillones, ya que después se transforman en seres viles y mezquinos, a los que lo único que les importa es el dinero y el poder infinito. Cabe señalar que hay excepciones, por supuesto, ya que ahora me viene a la memoria el caso de un cuerpo pegado a un trasero que, antes de gozar de su sillón, ya decía que él quería usar su sillón para forrarse, aunque no fuese con su piel claro.

Por supuesto, también debo señalar, que hay por el mundo traseros que han conseguido vencer el poder de seducción de su sillón, ¡y sin acudir a ninguna terapia de grupo! De hecho ahora está sucediendo en Inglaterra, donde algunos señoriales traseros abandonan sus sillones ejerciendo uno de los superpoderes de las personas maduras, que no es otro que reconocer sus errores, ya sean influidos o no por la enorme maldad de su sillón, y dimitir. Sí, ese es el superpoder, ejercer la dimisión.

Han tenido que pasar más de 300 años para que el trasero de un presidente de la Cámara de los Comunes, lograse vencer el apego a su sillón y dimitir, nada menos que siendo un trasero inglés. Pero es que claro, por allí últimamente los traseros huelen bastante mal, porque abunda la corrupción en esas salas repletas de sillones, ya que son muchos los dueños de traseros que están utilizando el dinero público inglés para sus gastos privados, ya sea comprando tampones, alfombras o viviendas, entre otros bienes y servicios.

De todas formas, no es necesario irse muy lejos para encontrar traseros corruptos dominados por la sed de poder de sus sillones, ya que en España todavía hay más. Y por supuesto en España también se han dado casos de fuertes traseros que han conseguido vencer el embrujo de su sillón. Sin ir más lejos, hace poco, el cuerpo del exministro Bermejo consiguió despegar a su trasero de un importante sillón por haber cazado sin licencia para ello, tras vencer la fuerza del adhesivo de su sillón, consiguió reconocer su error y dimitir. Y hace años, todavía un trasero fue capaz de vencer la enorme fuerza de su sillón, nada menos que el segundo más importante de España, el de la vicepresidencia del Gobierno, y así Alfonso Guerra dimitió por la trama de corrupción y enchufismo que organizó su hermano.

Eso sí, el dueño del trasero que se aposentaba en el sillón más importante, el de presidente del Gobierno, Felipe González, nunca tuvo la fuerza para escapar al pernicioso influjo de su sillón, a pesar de que sus subordinados no hacían más que meterse en líos de todo tipo, aunque él alegase que se enteraba por los periódicos, como en el caso GAL, y de forma parecida en el Filesa. Desde mi punto de vista, no hizo bien al no dimitir, ya que debía haber reconocido el error de confiar en las personas equivocadas y hundirse con ellos, como buen capitán.

Pero lo triste, es que hoy y ahora estamos viviendo una situación incluso peor que la de entonces, pero se está dando en el partido rival, el Partido Popular. Así, ayer el dueño de otro ilustre trasero, el del exministro Trillo, quedó tocado y hundido tras la resolución del juicio del Yak-42, donde se condenó a su subordinado a una pena exigua de tres años de cárcel por lo que todos conocemos. Trillo como buen capitán intentó disimular y presentó la dimisión a su gran jefe Rajoy, que no la aceptó como en otras ocasiones, por ser Trillo un hombre honesto. He aquí un ejemplo más del poder de los sillones, que en este caso actúan en equipo, ya que los traseros de Trillo y Rajoy permanecen asociados para seguir ocupando sus públicos sillones, ya que Trillo es un gran apoyo para que el trasero de Rajoy siga ocupando el sillón principal de la calle Génova.

Aunque lo anterior parezca grave, todavía es más grave, por el número de traseros implicados, el caso Gürtel, una trama de corrupción para la financiación del PP y sus traseros particulares. En principio esta trama presenta dos ramificaciones, con dos series de traseros corruptos y malolientes, muy diferenciadas, una en Madrid y otra en la Comunidad Valenciana.

La de Madrid, parece que al trasero que ocupa el sillón número uno de la oposición le trae sin cuidado, puesto que en esas tierras ocupa el sillón de la presidencia el femenino trasero de Esperanza Aguirre, que claramente y digan lo que digan, nunca hará nada por salvar el trasero de Rajoy, más bien al contrario, pues es su trasero rival.

Pero lo que ocurre en la Comunidad Valenciana, sí que preocupa a Rajoy, ya que aquí ocupa el sillón más importante el trasero de Francisco Camps, bien resguardado del frío en el interior de los pantalones de sus trajes, que es uno de los principales valedores para que Rajoy siga siendo el líder de los traseros de la oposición.

El dueño del trasero que se sienta en el más importante sillón valenciano, Camps, ha acudido esta mañana a declarar como imputado en un juicio en el que se le acusa de cohecho por haber aceptado unos trajes como soborno. Al término de su declaración sigue estando imputando, por lo que su trasero muy inocente no debe ser, pero a pesar de ello Camps ha salido del juicio triunfante y orgulloso, y su amigo Rajoy ha dicho que ya sabía que Camps saldría del juicio sin ningún cargo, ¡cuando sigue imputado!, por lo que a cualquier cerebro no poseído por el embrujo de un maligno sillón, le queda claro que cargos lo s hay, otra cosa es que haya pruebas para declarar culpable a Camps, pero los cargos se mantienen. ¡Pobres traseros de importantes sillones!, ¡cuánto han de sufrir!

Esta mañana también he podido comprobar un nuevo poder de los malignos sillones, y no es otro que difundir rayos malignos a través del trasero de sus dueños, para que las multitudes, se conviertan en turbas ciegas y sin cerebro, de modo que muestren su total apoyo a los dueños de sus traseros, aunque sean los imputados en un juicio por corrupción. Me ha parecido muy triste ver cómo la gente gritaba mayoritariamente a favor del imputado en un juicio, que sigue siendo inocente mientras no se le declare culpable, es cierto, pero no me los imagino gritando a favor de un presunto etarra antes de ser condenado, está claro que el delito es diferente, pero del que es acusado Camps no es moco de pavo. En fin, te roban y felicitas a los ladrones por ello…

Para terminar, sólo quiero añadir que siento auténtica pena por el dueño del trasero que se sienta en el principal sillón de la oposición, Rajoy, por tener que defender lo indefendible, y seguir manteniendo que Trillo, y lo que es peor, que Camps, son honestos. Es muy triste, que Rajoy no sea capaz de vencer al poder de su sillón, y tenga que apoyarse en esa gente, incapaz de reconocer los propios errores y de dimitir. La verdad es que Rajoy es un pobre hombre…

Y con esto lo dejo por hoy seguro de que el poder de los sillones hará que en mis palabras se encuentre la culpa que me lleve a la hoguera, aunque los auténticos merecedores del castigo del fuego purificador no sean otros que los dueños de los traseros que se sientan en los sillones importantes, principalmente a día de hoy Camps y Trillo, por desconocer el sentido de la palabra dimisión y ser incapaces de reconocer sus errores, sucumbiendo al poder de sus sillones, que convierte sus traseros en unos traseros apestosos y corruptos.

¡Buenas noches!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Referente a Camps,que una persona vaya a un juicio en calidad de imputado y salga de la misma manera no tiene nada que ver,a no ser que haya ya una sentencia condenatoria en su contra,así que si la hay,entiendo que le acuses,pero si no la hay,prevalece la presunción de inocencia,ya que es un derecho por ley.No estoy muy puesta en lo sucedido de ninguno de los dos,pero en el caso Trillo,has dicho que ha sido Rajoy el que no ha aceptado la dimisión.Lo primero es que la ha presentado,ya dice un poco de Trillo,no como Felipe González, y si encima,Rajoy la ha rechazado por su honestidad,también dice algo más de Trillo....

Opinador Lenguaraz dijo...

¡Hola yamidama!
Bueno, te contesto por partes.
Respecto a la cuestión del juicio, en el caso de haber una sentencia condenatoria en su contra, ya no sería imputado, sino culpable, cosa que evidentemente aún no es, ya que en este país, como en muchos otros, existe la presunción de inocencia, por suerte.
Pero tras declarar Camps, continúa siendo imputado, ya que su condición tras escuchar lo que tuvo que decir, no fue cambiada por el tribunal, de hecho lo mantuvo como imputado. Otra cosa es que la Justicia funcione bien, ya que el presidente del TSJCV es amigo íntimo de Camps, y no se ha desinhibido a pesar de ello. Sospechoso...
Y respecto a Trillo, te aclaro que lo que ha hecho esta honesta persona, ha sido poner su cargo a disposición de Rajoy, que realmente no es lo mismo que dimitir, ya que si uno quiere dimitir presenta una dimisión irrevocable, y entonces queda bien de verdad. Pero además, lo malo es que presenta la dimisión de su cargo, pero no de su acta de diputado, por lo que seguiría cobrando del dinero público aunque dimitiese. Total, que sólo fue un paripé...
Un saludo.