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miércoles, 25 de septiembre de 2013

Animaladas tradicionales



Ahora que estamos en el mes de septiembre, aunque también suceda durante el mes de octubre, tienen lugar ciertas animaladas tradicionales. En algunas de estas animaladas, conocidas como borregadas o novatadas, estudiantes universitarios, a los que se les supone un elevado nivel cultural, realizan bromas o auténticas salvajadas para dar la bienvenida a los nuevos estudiantes de primer curso, tal como les hicieron a ellos.

Estas animaladas tienen lugar en los campus universitarios, aunque las más duras tienen lugar bajo el amparo de los colegios mayores o residencias universitarias. Es común a todas ellas la presencia de muchos veteranos, los que hacen las animaladas, que ridiculizan, humillan, e incluso causan lesiones, a un pequeño grupo de novatos, los que sufren las animaladas, por tradición claro. Además, cabe señalar que las animaladas más salvajes se producen cuando el novato es solo uno enfrentado a una multitud de veteranos, pues estos convertidos en auténtica turba se sienten poderosos al enfrentarse cobardemente a un único novato, es ahí cuando son realmente sanguinarios.

Algunas animaladas que recuerdo tenían cierta gracia. En una, el gran grupo de veteranos llevaba a algunos novatos a un pub de moda, lleno a reventar, y les obligaba a quedarse en ropa interior para ponerlos a bailar encima de la barra. Si esto no parecía suficiente a los veteranos, también les pedían a los novatos que, así en ropa interior como estaban, se declarasen a alguna persona del pub de sexo opuesto, con la correspondiente vergüenza. En otra que recuerdo, un novato se metía en la ducha y cada cierto tiempo debía sacar la cabeza por encima de la mampara a la vez que gritaba: ¡Cucú! En ese momento, los veteranos le lanzaban bolas de papel higiénico mojado a la cara, por supuesto a toda velocidad, que dejaba al novato bien dolorido, era muy graciosa sí… Otra que recuerdo consistía en dejar caer una moneda por una pared y el novato debía impedir que la moneda cayese al suelo dando un cabezazo y atrapándola entre cabeza y pared. El resultado de ésta también era muy gracioso, pues el novato acababa con un buen chichón y a veces dejaba marcas de sangre en la pared, lo que hacía que la turba de veteranos celebrase más aún el golpe. Y es que algunos veteranos son muy sanguinarios, les encanta la sangre y ver padecer dolor al novato, como se verá en otras animaladas que recuerdo, y que contaré a continuación. Ninguna de ellas es inventada y todas, por salvajes e ilegales que parezcan, se continúan realizando amparadas en que son tradición.

Una animalada más es la siguiente: un buen número de veteranos llevan a un solo novato, atemorizado evidentemente, a un lugar del que no pueda salir. Los veteranos se pertrechan bien y rodean al novato cobardemente, puesto que éste no puede defenderse y llegar a la protegida posición de los veteranos, quienes con una especie de cerbatanas lanzan al novato cientos dardos de papel con un clavo en su interior. Evidentemente, los veteranos lanzan con fuerza y los dardos se van clavando en el novato, que se retuerce de dolor, y más aún si se le clavan en los ojos, en la boca o en otras partes sensibles. El desenlace suele ser que el novato acaba muy malherido y queda incapacitado para finalizar sus estudios, por lo que en un acto de pura humanidad se le apuñala o se le pega un tiro para darle muerte. Ciertamente otra animalada graciosa…

Otra animalada corriente en estas fechas consiste en llevar a un solo novato entre cientos de veteranos al campo, como si fuesen a obsequiarle con una excursión, pero el novato es listo y algo se huele ya al salir. Los veteranos pueden ir a pie o si son muy cobardes a lomos de un caballo, pero todos ellos, llegado el momento, sacan lanzas para hacer su animalada. Uno a uno cada uno de los veteranos va pinchando con su lanza al novato, o bien tiran su lanza para clavársela, mientras los restantes vitorean cada pinchazo. Al final uno de los veteranos consigue clavar su lanza en el novato y que éste se derrumbe en el suelo sin fuerzas para vivir. Se le remata en el suelo y al veterano que clavó esa lanza se le trata como héroe llegando incluso a darle como trofeo cierta parte pudenda del novato. Cada vez son más graciosas las animaladas, ¿verdad?

No todas las animaladas que recuerdo acaban en muerte del novato. Hay una consistente en dejar a un solo novato por la calle mientras una muchedumbre de veteranos exaltados le persigue. Si al novato no le da un ataque al corazón ante tal susto debe soportar como los veteranos le tiran piedras u otras cosas, le escupen, le pegan cuando pasa cerca de ellos o le estiran fuertemente de sus extremidades causándole dolor. Esta animalada también presenta una evolución que consiste en realizar lo mismo pero anudando una cuerda al cuello del novato, sin que haya posibilidad de ahogamiento, pues se acabaría la diversión para los cobardes veteranos. Se realiza por parte de los veteranos lo mismo que se ha explicado arriba, pero mientras otros veteranos sujetan la cuerda para que el novato no pueda escapar. Incluso si se ve que el novato está cansado se puede tirar de la cuerda para hacerle correr o arrastrarlo si no corre. No hay duda de que son unas animaladas llenas de diversión.

Pero también hay animaladas que se realizan con agua. En algunos campus costeros los veteranos hacen ir al novato al puerto y lo dejan encerrado  en el muelle, rodeado de una verja excepto por la parte que da al mar. Entonces los veteranos empiezan a insultar al novato y a hacerle perrerías para que les persiga, si es necesario y lo ven pacífico incluso estiran de él. ¿Y con qué fin? Pues para que el novato les persiga, ya fuera de sí, y caiga al mar sin darse cuenta. La verdad es que en semejantes animaladas nunca ningún veterano preguntó al novato si sabía nadar, por lo que a veces la cosa acaba con la muerte del novato por ahogamiento en el mar o porque simplemente le da un ataque al corazón al verse en el agua sin saber nadar. Las animaladas acuáticas resultan especialmente graciosas…

Otro tipo de animaladas no tienen que ver con el agua, sino con el fuego y para que sean más vistosas se realizan de noche. Éstas tienen tanta gracia que no puedes verlas sin reír. Por lo general en esta animalada un grupo de veteranos inmoviliza a un solo novato y fija un artefacto metálico a su cabeza. A ambos lados del artefacto colocan una especie de bolas, también metálicas, que no son más que unos recipientes que portan en su interior un líquido inflamable. A continuación, los veteranos le pegan fuego a las bolas y sueltan al novato, que evidentemente sale a correr como alma que lleva el diablo, asustado por el fuego que lleva en su cabeza. Pero lo único que consigue así el novato, aparte de entrar en pánico, es que el fuego se avive, y caiga sobre su cuerpo, sobre su cabeza, sobre su cuello, sobre su espalda… No contentos con ello, algunos veteranos también lanzan petardos al paso del novato que corre, por si aún no está suficientemente estresado. El resultado de esta animalada suele ser que el novato acaba con notables y dolorosas quemaduras sobre su cuerpo, por lo que algunas veces lo más humano resulta ser rematarlo aunque no pueda finalizar sus estudios.

Llegados a este punto se puede pensar que esto son invenciones mías o que de ser cierto deben ser cosas que sucedieron en la antigüedad, donde la gente era más salvaje, o en países tercermundistas con leyes muy permisivas, pero nada más lejos de la realidad: esto sigue sucediendo hoy día y también en España. Es más, tiene mucho seguimiento en la mayoría de medios de comunicación y el pueblo idolatra como auténticos héroes a los veteranos que realizan estas animaladas, como quedará de manifiesto en la última que voy a contar.

La animalada más famosa consiste en hacer salir a un solo novato, aunque cuando acaben con ese uno irán saliendo más individualmente, a una plaza circular. Una multitud de veteranos se encontrará sentada en unas gradas a su alrededor para ver tan agradable espectáculo y vitorear a los veteranos que hagan la animalada. Algunos veteranos tratarán de marear al novato, ya solo por el hecho de estar ahí asustado y estresado, y lo harán correr para ir cansándolo. Luego le irán clavando una especie de lanzas en su espalda para ir dejando sin fuerzas al novato, que también empezará a sangrar, lo que será vitoreado por la multitud. Por si eso fuera poco también habrá un veterano a caballo que clavará una gran lanza en la espalda del novato repetidas veces y procurando hacer el mayor daño posible. Y por último, aparecerá el veterano más ovacionado, que tras marear un rato más al pobre novato, tratará de darle muerte clavándole una espada en su nuca. Si esto falla lo seguirán intentando con otras espadas o cuchillos hasta que el novato acabe muerto del todo, ante la enloquecida ovación de los veteranos de las gradas. ¿Verdad que esto es gracioso? ¿Verdad que son animaladas divertidas?

Bueno, como habrá quedado claro, después de las tres primeras animaladas, que sí eran novatadas, no es de universitarios de lo que estoy hablando, sino que hablo de novatos que no son otra cosa que toros, y de veteranos que no son más que toreros o taurinos, en definitiva unos sádicos torturadores de animales. Estoy seguro de que tal y como lo describo en el artículo, torturando y matando a un novato, es decir a una persona, hasta al más acérrimo de los taurinos sentiría asco al imaginarlo y pediría una ley que prohibiera semejante prácticas. Pero claro, cuando se hace con un toro, es otra cosa, solo es un animal, no tiene derechos, por lo cual está permitido torturarlo y matarlo de forma cruel. Desde mi punto de vista, la gente que tortura y mata así a los toros, o a otros animales, y también la gente que acude a ver semejantes espectáculos, son mucho más animales que los propios animales, es por eso que hacen animaladas, pues no son más que unos salvajes. Para mí esta gente no tiene ningún valor, el animal es mejor persona que ellos, pues nunca les dañaría sin ningún motivo.

Entre las animaladas que he repasado, además de las corridas de toros, se encontraban el toro embolado, el toro a la mar, las vaquillas, el Toro de Coria y por supuesto el Toro de la Vega, el de las lanzas, en Tordesillas. Sobre éste último, los políticos de Izquierda Plural presentaban hoy una iniciativa para la abolición del Toro de la Vega. Iba a recibir el apoyo de todos los grupos políticos a excepción de PP y PSOE, con lo cual iba a ser tumbada. Tras debatirlo parece ser que Izquierda Plural y PSOE han pactado una propuesta legislativa más general, eliminando del texto el Toro de la Vega, y pidiendo una legislación que evite el maltrato animal en los espectáculos y festejos en España, que imagino que no saldrá adelante porque el rodillo de la mayoría absoluta del PP está en contra. Como también imagino que el interés por parte del PSOE de que no se citase explícitamente el Toro de la Vega, se debe a que el ayuntamiento de Tordesillas está gobernado por el PSOE.

Así son nuestros políticos, si les da igual que mueran personas de hambre, que mucha gente se quede en paro y que muchas personas pierdan su casa, ¿qué les va a importar lo que le pase a un toro que no es más que un animal? Para ellos el mundo taurino trae votos, que es lo único que les interesa, por ello no pueden terminar con ese maltrato y con esa tortura. Alegan que mucha gente perdería su trabajo, cuando son solo unos pocos los que viven del mundo del toro y más si lo comparamos con la cantidad de parados que hay ya en España. Y lo que es peor tanto políticos como taurinos afirman que este tipo de tortura es un arte, que es cultura y que es una tradición que hay que conservar. Yo no veo nada artístico en maltratar así a un toro, y tampoco veo la cultura por ningún lado, es más, creo que alguien que maltrata así a un ser vivo es tremendamente inculto. Pero ya, que quieran conservar esta tortura amparándose en la tradición es más que lamentable. No porque algo sea una tradición significa que esté bien, ya que de ser así podríamos resucitar algunas tradiciones que han quedado en el olvido y aplicarlas a estos taurinos defensores del maltrato animal como por ejemplo la guillotina, la lapidación, el garrote vil, o, lo que es más propio de mi blog, quemarlos lentamente y con sufrimiento en la hoguera.

Y tras escribir este extenso artículo, me despido sabedor de que mis palabras deberían llevarme a la hoguera en opinión de esos taurinos maltratadores de animales y de los taurinos que los defienden. Pero yo me siento muy satisfecho de haber soltado lo que llevaba dentro y tengo muy claro que los que realmente merecen el castigo del fuego purificador son los políticos que no legislan en contra de estas animaladas, los defensores de estas torturas que disfrutan viendo como sufren los toros, y, por supuesto, los toreros y demás torturadores y asesinos de toros que llevan a cabo las animaladas descritas. ¡Ah! Y no me olvido de hacer otra pequeña hoguera para esos veteranos universitarios que humillan y maltratan a unos asustados novatos, puesto que aunque me hayan sido de utilidad en mi metáfora, las novatadas son otras animaladas que deberían desaparecer.

¡Buenas noches!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Otra!!!! Otra!!!